Columna Diario de Campo

Momias en Renta Luis Miguel Rionda De nuevo las momias de Guanajuato vuelven a ser tema de debate y discordia en la atribulada comuna de la capital del estado homónimo. Desde el inicio de su exhibición pública, allá por los años sesenta, ha causado polémica que el gobierno local se beneficie por la muestra de los restos humanos naturalmente desecados y conservados en las gavetas del panteón municipal de Santa Paula, fundado en 1861. Antes del establecimiento del museo formal, en 1970, los restos se mostraban libremente a los curiosos visitantes, pero los beneficios económicos eran colectados por los panteoneros. Las momias estaban hacinadas en parte de una de las galerías que servían de osario para almacenar los restos que eran retirados al fenecer los plazos. Los huesos se acumularon durante cien años, y ocuparon la mayoría del espacio. Hay fotos de ello. El gobierno estatal decidió intervenirlo y darle algo de dignidad. Mi padre trabajaba en la secretaría de gobierno, y se le comisionó para coordinar los trabajos de vaciamiento de una de las galerías para darles espacio a las apretujadas momias, que colgaban de alambres sujetados con clavos a la pared, estáticas sobre tablas y ladrillos. Los huesos se sacaron y con ellos se rellenó una represa ubicada detrás del panteón. Así se construyó el estacionamiento actual: sobre restos mortales. El acceso al nuevo museo se cambió, desde la antigua entrada por la lóbrega y pétrea escalera de caracol al fondo del primer claustro del panteón, a la sección norte, externa al edificio, donde hoy se ubica. Así comenzó a funcionar la muestra de cuerpos áridos, con un poco más de dignidad, y como patrimonio turístico y cultural de la ciudad. En 1972 las momias se lanzaron a la fama nacional gracias a la célebre película de luchadores que todos conocemos. Todo eso lo vivimos yo y mis hermanos, vecinitos del panteón y jubilosos testigos de las cabriolas de El Santo y Blue Demon. Desde entonces los cuerpos humanos desecados de Guanajuato han sufrido una larga sucesión de avatares: se les ha prestado, rentado, exportado, manoseado y convertido en atractivos de freak show, en particular por las últimas administraciones municipales. Se les han inventado leyendas, se les han impuesto nombres y apodos, se les ha enjaulado y cubierto de cadenas, y ahora resulta que también se les ha escaneado en 3D para crear réplicas de quién sabe qué material, y así potenciar su explotación morbosa. Da mucha pena que las momias vuelvan a ser víctimas de abusos por parte de autoridades ambiciosas y anodinas. La potenciación del tanaturismo o turismo mórbido no debe significar la banalización de la dignidad humana. Los cadáveres no son monigotes para provocar miedo por diversión: son restos de lo que alguna vez fueron personas con personalidad, pensamientos y sentimientos. Pero haga usted saber de respeto a quien no lo conoce…

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Lista de Año Nuevo, 3 Luis Miguel Rionda (*) Culmino mi revisión de los ocho motivos de reflexión que planteo a los lectores con motivo del inicio de año. Propongo como séptimo ítem la doble crisis que se nos avecina en el segundo semestre del mismo: la elección de los juzgadores del Poder Judicial Federal. ¿Por qué será doble este trance? Primero, porque al INE lo están enviando a la guerra sin el avituallamiento necesario. Aunque originalmente presupuestó 35.8 mil millones de pesos, la Cámara de Diputados le recortó 24.6%, para dejarlo en 27 mil millones para la totalidad de sus gastos en el 2025, incluyendo las prerrogativas de los partidos políticos (27.2%) y el gasto para la elección judicial. Se aprobaron 6.3 mil millones para desarrollar esta complicadísima elección, lo que sin duda deja expuesta a la institución. Segundo, porque la nueva integración judicial será definida por la demagogia electorera. No más carrera judicial meritocrática. Ahora llegarán quienes tengan imagen, saliva y conectes. ¿Qué pasará el 1 de junio próximo? Si no se le aprueban al INE importantes recursos adicionales ¾los consejeros solicitaron una ampliación de 1.5 mil millones¾ la elección puede colapsar. No se podrán instalar las 170 mil casillas acostumbradas; tal vez un tercio, o menos, como centros de votación, donde se podrían recibir hasta cuatro o cinco mil votos, para ser procesados por ciudadanos y asistentes electorales rebasados por la complejidad del proceso. No tanto por la cantidad de votantes, porque dudo que acuda a votar más del 10% del padrón. Las posibilidades de fracaso son altas, y con ello se abonará al descrédito de una noble institución, para dar paso y justificar su absorción por la Secretaría de Gobernación. Un retorno a los años ochenta. Por último, pero no menos grave, la octava cuestión será el imparable déficit fiscal en que están cayendo los gobiernos de la 4T. El año pasado esa diferencia entre ingreso y gasto federal fue de -5.9% del PIB (https://t.ly/hFc24). Por supuesto fue un año electoral, cuando los gobiernos abren la bolsa para mantenerse en el poder. Pero también lo fueron 2018 (-2.1%), 2012 (-3.6%) y 2006 (-1.2%). Se prevé que en 2025 se reduzca al -3%, algo irreal vistos el incremento del gasto operativo del gobierno y de los subsidios improductivos a amplias capas de la población. Se está impulsando una economía familiar parasitaria, que desincentiva el trabajo duro, el ahorro, la inversión en micro empresas y la formalidad. Ese modelo, sencillamente, es insostenible en el mediano y largo plazos. En nuestro país, la transferencia bruta de recursos no funcionó en el pasado, ni ha funcionado en otros países dominados por populismos. Los subsidios generalizados llevaron a la quiebra a las administraciones de Echeverría y López Portillo. Hubo necesidad de mudar la estrategia hacia los apoyos focalizados, basados en la evaluación técnica de las poblaciones realmente necesitadas. Así lo hicieron los programas “neoliberales” o de “transferencias condicionadas” como Solidaridad, Progresa, Oportunidades y Prospera, que se basaron en padrones bien delimitados, con criterios de inclusión y superación de factores inductores de la pobreza. Eso se ha acabado en estos años de “bienestar”, y el gasto se dispersa en depósitos monetarios con resultados efímeros, pero efectivos en votos. (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

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Dos Trompadas…. Luis Miguel Rionda (*) Los demócratas activos, de esos que creemos en el valor de la persona humana, en el individuo consciente y en su libertad de acción y pensamiento, sufrimos este martes pasado dos derrotas dolorosas e inesperadas. Los liberales evidenciamos de nuevo el mal que apunté en mis colaboraciones anteriores: la ingenuidad, el candor de los ilusos que creímos que el mal es derrotable cuando se le combate con valor y convicción democrática. La primera derrota del fatídico martes 5 fue la traición dentro de la Suprema Corte de uno de sus ministros decorosos, en la votación del proyecto de sentencia que relativizaba los alcances de la reforma al Poder Judicial. No se logró la mayoría calificada de ocho sobre once para atajar la intención de cercenar el servicio judicial de carrera, y en cambio permitir una salida que habría salvado la dignidad de los jueces y magistrados. Al ministro sacatón le mostraron algún añejo expediente con esqueletos inconfesados, y presuroso reconsideró su voto para salvarse. Sus siete compañeras y compañeros, íntegros, votaron en favor del proyecto, pero fueron derrotados por la nueva “banda de los cuatro”. Dolor para los trabajadores judiciales, y punzada para los que acompañamos su lucha por salvar la división de poderes en México. Una pérdida que tardará años en restañarse (cincuenta, dijo Adán el augusto). Un desperdicio de capital humano que supera por mucho al dispendio de la cancelación del aeropuerto de Texcoco. La segunda mala noticia del martes oscuro: el triunfo aplastante del delirante Trump en las elecciones del país del norte. Pésimo asunto para los demócratas de esa nación, y no me refiero a los militantes del partido perdedor. Ganó la emotividad irracional: una sociedad enojada con su élite gobernante por los problemas económicos de coyuntura. Culparon a la administración Biden por la carestía y el desempleo; pero olvidaron la crisis pandémica y la excelente respuesta que dio su gobierno a la emergencia sanitaria y económica. Miles de millones de dólares se inyectaron a las economías familiares y de pequeños negocios. Pero nada de eso se mantuvo en el imaginario colectivo. Los rencores sociales buscaron un destinatario y lo encontraron: los migrantes internacionales, a quienes su gobierno no ha podido retener o canalizar. Miles de trabajadores hambrientos han invadido las ciudades de ese país, y provocaron una reacción xenófoba y racista, inclusive entre afroamericanos e hispanos. Nos esperan cuatro o seis años de incertidumbres externas e internas. Las oposiciones en ambas naciones están en la lona, noqueadas por los radicalismos intolerantes. Los populismos nacionalistas terminarán colaborando entre sí, porque tienen más afinidades que diferencias. Quienes debemos temer somos los gobernados, sobre los que caerán las consecuencias del autoritarismo mesiánico de izquierda o derecha. (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

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