
OSUG explora el mar en compañía de William Harve
En el concierto, dedicado a la vida marina, se interpretaron impetuosas obras de Brahms y Debussy Guanajuato, Gto., a 24 de mayo de 2025.- En sintonía con la temática de XVI Festival Espiral Foro Universitario, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) exaltó la vida marina con obras de Johannes Brahms y Claude Debussy, bajo la guía de su director artístico, Juan Carlos Lomónaco, y la presencia del violinista William Harvey. Un océano de intensas emociones llenó el recinto con el Concierto para violín en re mayor (1878), del alemán Johannes Brahms, en cuya música se percibe gran melancolía e impotencia. Es sabido que el compositor era en suma exigente al retocar su música, logrando un lenguaje sinfónico personal y rotundo, mismo que fue incomprendido en algunos países. Como anécdota sobre su creación, la obra fue inspirada en las vivencias del músico a lo largo de su niñez y juventud en uno de los puertos del Mar del Norte. Se pretendía que fuera interpretada por Joseph Joachim, amigo del compositor, quien señaló la imposibilidad de la ejecución debido a su dificultad (variedad armónica, ambigüedades rítmicas, desplazamientos métricos, cambios de acento y polifonía) solicitando algunas modificaciones. La composición presenta un contrapunto magistral con equilibrio milimétrico que engloba los elementos divergentes, por lo que exige al violín solista un exhaustivo dominio técnico y sonoro, lo cual William Harvey logró con maestría, al tiempo que su expresión coorporal recordaba a algún experimentado marinero. De origen estadounidense, Harvey es concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional de México, pero antes lo fue de grandes agrupaciones en Estados Unidos, México, Argentina, Brasil y Sudáfrica, además de ser solista en estos y otros países, como El Salvador y Filipinas, y director en múltiples orquestas también en Qatar y Zimbabue. De 2010 a 2014, enseñó violín y dirigió la Orquesta Juvenil Afgana, la cual fundó en el Instituto Nacional de Música de Afganistán. También es fundador y director de la organización no gubernamental Cultures in Harmony, la cual cuenta con más de 50 proyectos de diplomacia cultural y servicio sanitario en 16 países. Actualmente, el violinista es maestro en la Universidad Panamericana; fue jefe del Departamento de violín de la Universidad Nacional de San Juan (Argentina) e invitado en la Universidad de Indiana, entre otras escuelas en Birmania, Filipinas y Pakistán, además de haber colaborado con artistas en China, India, Turquía, Egipto y España. En su faceta como compositor, destacan las obras Cuerpo garrido, ganadora del Bearns Prize, de la Universidad de Columbia, y Siete decisiones de Gandhi. En 2021, fue nominado por dos Latin Grammy. Antes de despedirse, el invitado regaló una exquisita y muy personal versión de Veracruz (1932), pieza de Agustín Lara, en señal de gratitud y para celebrar también la vida marina mexicana. Después del intermedio, la impetuosidad del oleaje llenó la sala con dos obras del francés Claude Debussy. Este músico causó revuelo e indignación por sus primeras composiciones debido a la libertad de su estilo. En sus armonías, destaca el uso de los acordes de cuatro o más sonidos, con fórmulas y expresiones propias a partir de un profundo dominio del lenguaje instrumental. En el piano, resaltan acordes paralelos, largos pedales de resonancia, armonías modales, atonalismo y un gran valor dado a los silencios, rasgos que lo convirtieron en uno de los pilares de la música del siglo XX. Primero se recreó el Preludio a la siesta de un fauno (1894), inspirado en el poema homónimo de Stéphane Mallarmé (1876). Este constituye su primera obra orquestal, considerada, incluso, el punto de partida para la música moderna. En ella, con una atmósfera insinuante a partir del eco, la fragmentación, la suspensión rítmica y armónica, el silencio y la sorpresa sonora, se aborda una escena onírica del protagonista mitológico ante la posesión de la naturaleza universal. La orquestación es una de sus grandes novedades: tres flautas, dos oboes (mutado uno en corno inglés), dos clarinetes, dos fagots, cuatro trompas y dos arpas, sumadas a la formación de cuerdas, sin trompetas, trombones ni percusión. El músico planeaba una suite en tres movimientos, más nunca logró concluirla. Finalmente, una de las obras maestras de Debussy, El mar (1908), representó la naturaleza en constante transformación. Esta nació en una pequeña localidad en la Borgoña francesa, donde el músico evocaba recuerdos marinos en un ejercicio de creatividad. La composición continuó en la isla de Jersey y en la ciudad marítima de Dieppe, hasta su conclusión en Eastbourne, ciudad de la costa inglesa del Canal de la Mancha. De manera sonora, es resultado del cálculo de las proporciones formales para la representación de las estructuras del universo, constituyendo una invitación a la interpretación de los símbolos