Juan Miguel Alcántara Soria “Toda sociedad en la cual no esté establecida la garantía de los derechos humanos, ni determinada la separación de los poderes, carece de constitución”, reza el numeral 16 del preámbulo de la constitución proclamada por la primera Asamblea Nacional Constituyente de Francia, en 1791. Es la misma Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada en 1789. Instaura la división de poderes: legislativo (Asamblea Nacional), ejecutivo (monarca), y el judicial otorgado a tribunales independientes. Estos documentos, con la Constitución de los Estados Unidos de América, adoptada antes, en 1787, modelaron mayoría de constituciones políticas de Europa y del continente americano, de democracia liberal, incluido México. Los actos jurídico-políticos franceses, resultan del racionalismo, en que prepondera la razón sobre la experiencia. En la de EU, prevalece la experiencia, el empirismo inglés, el caso por caso, sobre racionalismo francés de normas abstractas. Un equilibrio entre experiencia y razón es lo conducente. En México, la 4t tiró a la basura experiencia y razón. Las reformas constitucionales de López Obrador alteraron el rumbo político del país. Sobre todo, la judicial aprobada por la nueva mayoría oficialista, la que sigue en proceso inconstitucional para elegir ministros, magistrados y jueces. Destruye al poder judicial independiente; configura nombrar juzgadores dependientes de la subpresidenta, y más del exministro Arturo Zaldívar, el “cacique” judicial, digo yo; “(virrey” lo etiquetan otros) quien controlará ese poder, si se consuma atraco. Éste intenta ser el Fouché de la 4t, el tenebroso, chaquetero de la Revolución francesa. Se difundieron en los medios nombres de “candidatos” que resultaron “idóneos”, por ser Zaldívar su “exjefe”, “amigo”, “promotor”, luego de manipular proceso extrayendo nombres de quienes son incómodos al obradorato, no incondicionales al tenebroso cacique judicial. Si cabía duda de un talante no autoritario de la subpresidenta, su actitud y declaración de por qué solo invitó a las tres ministras nominadas por Obrador, dependientas, y no invitó a los otros ministros de la Suprema Corte -y particularmente a la ministra presidenta, estos sí independientes, a conmemorar la Constitución de 1917, en Querétaro, despejaron duda. Exhibió visión política facciosa, autoritaria, del grupo dominante. No hay antecedente de esta estupidez, propia de los Victoriano Huerta; destructores de un poder independiente que contenga a los otros poderes. La historia registrará actitudes de una y otra mujer en el desaparecer Constitución y República: la incongruencia de una mujer que excluye a otra mujer, y que pide unidad y dinamita puentes no solo entre poderes, sino entre mexicanos. El proceso de elección de juzgadores deberá anularse por violar la Constitución y configurar un poder judicial sumiso al obradorato. Esta corporación reúne los tres poderes, prohibido en el art. 49 de la Constitución. El pleno de la Suprema Corte rechazó esta semana la lista de personas candidatas que remitió el Senado luego de insaculación a modo. Tarde o temprano, dentro o fuera del país, se anulará. Por el cúmulo de irregularidades, de evidentes violaciones a la Constitución que reformaron y no respetan. Amén de violaciones a Tratados internacionales suscritos por México, aparte del T-MEC. Se han exhibido eventos de fraude con “tómbolas” irracionales, sin experiencia en país alguno; eliminado a los aspirantes con carrera judicial y perfil idóneo, entre varias causales de anulación. Si subpresidenta, cacique judicial, el oficialismo, no contienen destrucción del poder judicial independiente, líderes de la Cámara de Representantes norteamericana ya anunciaron, en Washington, en la revisión del Tratado de Libre Comercio, exigirán México recupere un poder judicial independiente, garante de derechos humanos. Deduzco empirismo y racionalismo deletrearán futuro, más agandalle troglodita de Trump. De pronóstico reservado. Expondremos miserias éticas y jurídico-políticas dentro y fuera, si no rectificamos. Recuperemos la Constitución perdida y los equilibrios del poder, para garantizar los derechos humanos de todos. Lo demás es dictadura.