Columna Diario de Campo

Migrantes devaluados

Luis Miguel Rionda (*)

El gobierno del estado de Guanajuato pretende dar un paso atrás en sus políticas de
atención a la población de paisanos que viven en el exterior, particularmente en los Estados
Unidos y Canadá. Se busca desaparecer la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional y
diluirla en una nueva Secretaría de Derechos Humanos. Esta medida contradice la larga
tradición de los gobiernos estatales por la atención de una población que ronda, según
diversas fuentes, entre el millón 200 mil personas y el millón y medio.
Haré un poco de memoria. En los últimos meses de 1993 me tocó en suerte colaborar con
Fermín Salcedo Courtade en la fundación de la primera oficina de “atención a las
comunidades guanajuatenses en el extranjero” del gobierno del estado, en aquel entonces
gobernado por Carlos Medina. La oficina dependía directamente de la secretaría particular
del gobernador, por el gran interés que despertaba el tema al ejecutivo. Entonces
calculábamos que entre 600 mil y 800 mil guanajuatenses vivían o trabajaban en los
Estados Unidos. Con el tiempo se evidenció que la cifra era muy conservadora.
Yo tenía experiencia de trabajo académico con comunidades migrantes de Oaxaca y
Michoacán, y esa fue mi oportunidad de vincularme con programas de intervención social,
que eran fuertemente demandados por los paisanos para sus comunidades. Entonces nadie
tenía idea de la importancia de las remesas para el desarrollo local y regional. El Banco de
México comenzó a medirlas con precisión apenas en 1995, y de inmediato se hizo evidente
su importancia. Por otro lado, en el ámbito político las organizaciones y los líderes
migrantes desplegaban en los años noventa un gran activismo para que se les reconocieran
derechos políticos en México, así como la posibilidad de votar desde el exterior.
Desde la academia seguí acompañando de diversas maneras estos esfuerzos para el
reconocimiento del papel jugado por esta importante comunidad trasterrada. Las distintas
administraciones estatales le dieron una atención creciente al tema. En tiempos del
gobernador Fox se fundaron cuarenta casas Guanajuato en diversas ciudades del país del
norte. La oficina inicial se transformó en dirección general y pasó a depender, primero, de
la Secretaría de Gobierno, y luego de la Secretaría de Desarrollo Social. El gobernador
Romero Hicks la elevó a categoría de instituto descentralizado, y el gobernador Rodríguez
Vallejo la potenció al establecer la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional.
Desgraciadamente, desde hace seis años se han recortado los fondos para los programas
sociales destinados a atender las necesidades de las comunidades de origen. El gobierno
federal actual retiró totalmente sus aportaciones, lo que obligó a restringir apoyos, como el
conocido programa “tres por uno”, que sumaba las aportaciones de los paisanos a las de los
gobiernos estatal y federal para obras públicas comunitarias.
Al parecer hoy las prioridades se reorientan, en perjuicio de una importantísima población
que abandonó su terruño no por deseo de aventura, sino por una aguda necesidad de
supervivencia ante la deprimida economía local. Sus vínculos con su terruño siguen
vigorosos, pero esto les mandará un triste mensaje de desdén. Ojalá se reconsidere esta
mala decisión en beneficio de todos. Guanajuato vive más allá de las fronteras…
(*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato,