El pantano que viene

Opinión de Manuel López San Martín
Consumado el golpe al Poder Judicial, y aceitada la maquinaria de la 4T para atropellar a quien se atraviese, México camina rumbo a un fango jurídico, político y económico con el que se encontrará en 14 días la primera presidenta, Claudia Sheinbaum.

En el papel, el presidente se salió con la suya. Obtuvo el triunfo que tanto quería. La revancha que largamente acarició. Dio un golpe demoledor al Poder que detuvo ilegalidades y actos arbitrarios durante su administración.
La venganza está hecha. Su mayoría, compuesta de súbditos en el Legislativo le dio el “regalo” prometido. Para eso los llevó al Congreso; se la deben. AMLO manda, ellos obedecen. Faltaba más.

Desde luego el Judicial está lejos de ser perfecto. El nepotismo en su interior es innegable, hay corrupción y su eficacia está lejos de resultar presumible. Pero en muchas de sus áreas funciona bien, hay verdaderos profesionales, se premia el mérito, se permite hacer carrera y su autonomía ayuda (o ayudaba) a mantener contrapesos sanos en una democracia, además de generar condiciones de certeza jurídica que abonan a un estado de derecho y propician la inversión.
Hay mucho de mejorable, sin duda, pero no se mejora destruyendo. Tampoco descalificando. Mucho menos golpeando hasta la saciedad. Reformar para mejorar conlleva -o debería conllevar- trabajo político, cuidado de las formas y legalidad.
Asaltar al Poder Judicial como se hizo la semana pasada -y la anterior-, en caóticas sesiones que dejan dudas razonables sobre lo legal de las mismas, lejos de fortalecer, debilita a quien empuja esas transformaciones.

En los hechos, se asoma una nueva batalla. No solo había un ordenamiento judicial para que la modificación avalada no se publicara en el Diario Oficial de la Federación, sino que, a su paso por el Congreso, el proceso dejó una estela de dudas legales. En la sesión de cámara de diputados, en una sede alterna, no hay certeza de que quienes votaron fueran diputados ni de si hubo el quorum necesario durante toda la sesión.

En el Senado, tras la irrupción en el pleno que derivó en el traslado de la sesión a la casona de Xicoténcatl para consumar el golpe, también quedaron un mar de sospechas. De entrada, ¿dónde estuvo un senador que “desapareció” durante 10 horas? ¿Negoció con Morena su extraño escape? ¿Fue retenido? ¿Existieron condiciones de normalidad democrática para que la sesión se llevara a cabo? Había al menos cuatro mandatos legales que ordenaban suspender la inminente aprobación, y fueron desoídos. ¿Fue legal? La batalla que comienza no solo nos conducirá a un pantano, donde veremos una lluvia de recursos jurídicos, también cimbrará el escenario político y, sobre todo, el terreno económico. ¿Serán los 35 mil millones de dólares de inversión extranjera detenidos, los únicos que se frenarán? ¿Habrá otros capitales en pausa hasta en tanto quede claro el nuevo marco normativo? ¿Ese marco generará confianza suficiente a inversores que, en los hechos, son quienes generan empleo? ¿O los espantará? Esas y muchas otras preguntas que están en el aire son con las que Sheinbaum se encontrará. Quien arrasó en las urnas y debía llegar en condiciones de calma y holgura a tomar el poder, lo hará transitando un camino minado desde el día uno de su gobierno. Suerte con el regalo de bienvenida que le ha preparado el presidente y su aplanadora. POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM @MLOPEZSANMARTIN