Tiempos difíciles

Columna Diario de Campo Luis Dos países condenados a vivir uno al lado del otro: eso son México y los Estados Unidos. La historia y la geografía los unen y los separan a la vez. Dos países producto ambos de procesos de colonización europea, pero de raíces muy diferentes. México, la antigua Nueva España, fue poblada primordialmente por españoles varones, soldados, aventureros, campesinos, comerciantes y mineros. Todos bajo el amparo ideológico de la evangelización católica. El mestizaje y el sincretismo cultural fueron los productos inmediatos de la convivencia entre los colonos solteros —o con esposas lejanas— con las nativas, esas hermosas y abundantes morenas. Las trece colonias inglesas se poblaron tardíamente con familias de puritanos evangélicos, prejuiciosos pero permeados de la ética del trabajo individual como la vía de la salvación. Rechazaron el contacto con los nativos, a quienes no necesitaban. Más bien los persiguieron y exterminaron, hasta reducir su población al 1 o 2% del total actual. Los Estados Unidos independientes se expandieron violentamente sobre territorios indígenas y mexicanos, en busca de su “destino manifiesto” declarado por Dios. Un dios rubio y sajón, por supuesto. México cedió tierra y población ante el empuje del “Tío Sam” (US, Uncle Sam), país de inmigrantes casi por completo; una olla podrida poblada por ingleses, escoceses, irlandeses, alemanes, italianos, africanos y demás “pobres del mundo”, como reza la placa de su estatua de la libertad. La “tierra de las oportunidades”, presumen. Así lo fue sólo para sus componentes blancos: anglosajones, nórdicos y germanos. No así para los inmigrantes indeseables del sur y el oriente: los africanos, los nativos americanos, los hispanos y los asiáticos. El retorno de Donald Trump nos recuerda inevitablemente estos orígenes. Nieto de un alemán que fue expulsado de su país por no haberse alistado para la guerra. La dinastía Trump se hizo inmensamente rica en “América” con tropelías y fraudes, inclusive Donald. El supremacismo corre por sus venas teutonas, y se ha arrogado la misión divina del MAGA (Make America Great Again) como nueva expresión del destino manifiesto. Y ya lo vemos: va por el canal de Panamá, Groenlandia, Canadá completito y hasta la franja de Gaza, convenientemente depurada de palestinos, otros indeseables. Al Golfo de América México lo quiere convertir en otro de los grandes lagos de su territorio, y pronto babeará por poseer todo México, claro, sin mexicanos (a ver si cabemos en Guantánamo). Serán cuatro años escalofriantes, el peor momento en la relación con el vecino, y para colmo gobernados acá por nacionalistas woke, aliados de los autoritarismos fósiles del continente, y fanáticos del estatismo. Pero no hay loco que trague lumbre: los bullies populistas saben que no hay que meterse con el matón del garrote arancelario. O al menos eso creo… (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda Miguel Rionda (*)

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Reuniones de la República Luis Miguel Rionda (*) Desde mi juventud le he puesto atención a la ceremonia de conmemoración de la Constitución Política de nuestro país. La razón ha sido sencilla: es un ceremonial pleno de simbolismos que sirve de termómetro para percibir el grado de maduración —o el infantilismo— de la clase política hegemónica del momento. Todavía recuerdo los gigantescos rituales de tiempos de López Portillo —literalmente, “sus tiempos”—, las “Reuniones de la República”, masivas tertulias políticas que se realizaron los 5 de febrero de su sexenio. Eran sesiones maratónicas a las que acudía el pleno de los poderes públicos. No era el día de la Constitución; era el día del señor Presidente. La megalomanía presidencial apabullaba a los demás poderes y órdenes de gobierno. Los discursos del tlatoani emulaban las interminables alocuciones de Fidel Castro y demás tiranos, ebrios de poder. Los asistentes soportaban sumisos largas horas de solemnidades y rollos interminables, con pregones de secretarios, líderes y jilgueros que sacralizaban las bondades del Supremo. A pesar del nombre de esas reuniones, no existía la República y la Constitución era un permanente ideal que no se cumplía. Era un momento para refrendar la presidencia imperial, y exaltar al Hombre, al taumaturgo bondadoso al que tanto le debía la Patria. Se exponían así las utopías de un país que no existía, pero que se imaginaba en la cabeza del paladín. Eso fue evidente en extremo en la última de esas reuniones en 1982, en Guadalajara, la matria imaginada por don Q, el excelso. Fue ahí donde pronunció la frase que marcó y mancilló su sexenio. Ante los ataques especulativos contra la moneda mexicana, prometió que defendería el peso “como un perro”, evidenciando su negativa a reconocer los errores en su política económica. Poco después sobrevino una imparable devaluación del 500% que significó el hundimiento de su popularidad y una de las peores crisis del siglo XX.

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DE PIE ¿HASTA QUE EL PAÍS ESTÉ DEVASTADO?

Juan Miguel Alcántara Soria ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo la destrucción de México? Es pregunta que se hace en varios círculos de análisis. Hay quien responde: hasta que el país esté devastado. Ante la destrucción de contrapesos al poder político, impotentes oposiciones, complicidad del gran capital, ausencia de liderazgos en grupos intermedios, nulo crecimiento económico, quiebra de las finanzas nacionales, devaluación, deportación de migrantes, adormilamiento de las masas, es respuesta que hay que considerar. Enero cerró concretándose amenazas de Trump contra seres humanos en su país y más allá de sus fronteras. Y acá, la demolición del poder judicial, disputas de territorios entre grupos delictivos, apalancamiento de narcogobernadores, o el pasmo del gobierno que actúa como robot, no alimentan optimismo. Tiempos por venir serán peor. De Efraín González Morfín aprendí que hay dos sentidos -de los cinco externos y más de cien internos que tenemos los humanos-, que en lo particular no debe perder un político: el sentido del honor y el sentido del humor. Respetarse a sí mismo, a su palabra. Y no tomarse en exceso en serio: saber reírse de sí mismo; reconocerse mortal. Al observar dichos y actitudes de Trump, Obrador o Sheinbaum, se constata que carecen de esos sentidos. Recién se difundió un retrato de Trump que hizo el escritor británico Nate White. Retomo pinceladas: “… la falta de humor es casi inhumana. Ni siquiera parece entender lo que es un chiste: su idea de un chiste es un comentario grosero, un insulto analfabeto, un acto de crueldad… Trump es un troll: nunca es gracioso ni se ríe, solo cacarea o se burla. Profiere insultos groseros y sin sentido. Su mente es un algoritmo simple, parecido a un robot, de prejuicios mezquinos y maldad instintiva… no tiene mundo interior, alma… Y lo peor y lo más imperdonable para los británicos: es un matón. Excepto cuando está entre matones (Putin). Entonces se transforma en un compañero llorón… Le gusta dar patadas a los vulnerables, o a los que no tienen voz, y los patea cuando están en el suelo…” Otro pincelazo: “Siempre ha habido gente estúpida en el mundo, y también mucha gente mala. Pero pocas veces la estupidez ha sido tan mala, ni la maldad tan estúpida… si Frankenstein decidiera crear un monstruo con defectos humanos, crearía un Trump. Y arrepentido se arrancaría los cabellos y gritaría: Dios mío, ¿qué es lo que he creado?” Al indagar del honor y del humor en Obrador y la subpresidenta, el retrato de N. White les cuadra. Obrador mintió todo el tiempo; buscó, piensa y se siente en el altar de la patria, junto a Morelos, Juárez, Madero, Cárdenas. Al regreso del abusador Trump -quien se burló de su canciller Ebrard-, se esconde. Y acá, la subpresidenta, prolonga insultos, división sin sentido, mala instintiva. La “científica” tampoco tiene alma. Y Trump, ante el siniestro aéreo de esta semana en el Río Potomac, en Washington, acusó a Obama. Acá los siniestros que no han sabido resolver se atribuyen a Calderón: lo repitió antier en el asunto de mineros en Pasta de Conchos. Es iluso esperar adquieran estos dos sentidos. O sepan conjugar los tres verbos que un líder social o político debe saber, con sus respectivas virtudes: Ver la realidad, con veracidad. Juzgarla, para en justicia asignar tareas. Y actuar para el bien común, con prudencia (Juan XXIII). Son mentirosos irredentos, injustos, imprudentes. No usan la ciencia. Allá y acá destruyen instituciones a distinta velocidad, sin pudor. Demagogos populistas, de izquierda o derecha, desmontan equilibrios. La historia lo evidencia. La parte del pueblo que no es masa deje abulia o estar marcando el paso. A salir a las plazas, hablar, escribir, sensibilizar. Dialogar desde y frente al poder. Trazar rutas que eviten la devastación total del país y más allá. En círculos próximos cotejar realidades sociales, económicas, políticas, culturales. Sin odio ni violencia asumir causas y asignar tareas. Reconstruir instituciones indispensables para futuros incluyentes. Involucrar a quienes deben tomar la estafeta, los jóvenes: serán quienes más verán frustradas sus aspiraciones fundamentales. A cumplir deberes como ciudadanos de aquí y del mundo.

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¡Que Viene el Lobo! Luis Miguel Rionda (*) En nuestro país, el desmantelamiento del orden constitucional de corte liberal está llegando a su culmen. Hace unos días, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó desconocer la validez de las sentencias judiciales que ordenaron la suspensión del proceso de selección de los nuevos juzgadores federales. En lugar de canalizar el tema hacia la Suprema Corte, el tribunal electoral asumió para sí la indebida facultad de adjudicarle al Poder Legislativo de la Unión, vía el Senado, el proceso de selección que correspondía a su propio poder. Y no sólo eso: autorizó a que se hiciese vía tómbola, es decir a la suerte, ignorando perfiles, idoneidad o experiencia. El Poder Judicial Federal está condenado a su extinción como protagonista de una auténtica división de poderes. El Poder Ejecutivo habrá terminado de colonizar, domesticar y nulificar a los otros dos integrantes del orden republicano que concibió Montesquieu en El espíritu de las leyes. Si de por sí padecíamos los defectos de un presidencialismo imperial de facto, ahora nos hundiremos en el fango de la cacocracia caudillista. Los juzgadores ya no serán capaces de detener determinaciones gubernamentales que violenten los derechos ciudadanos. Imperará la “razón de estado”, que no será otra que la del líder moral de la camarilla a cargo de ordeñar la vaca del erario; una res cada vez más famélica. No hay que ser adivino para vislumbrar un futuro inmediato donde la justicia federal esté en manos de jueces y juezas ignorantes e ineptos; magistrados y magistradas banales y venales, y ministros y ministras solícitos y doblegados ante el ejecutivo. La meritocracia será considerada una costumbre burguesa, discriminadora y detestable. La ley será optativa, una mera sugerencia. Como dijo el clásico: “gobernar no tiene chiste”; juzgar tampoco. Es lamentable que los mexicanos hayamos renunciado a consolidar un auténtico estado de derecho, y que mejor optamos por escuchar el canto de sirenas del populismo oportunista. El mayor riesgo que corremos ahora es que la seguridad pública y la paz social dejarán de ser prioritarios para los detentadores del poder, y que en muchos espacios del país se consoliden los microestados criminales, para quienes la única ley es la propia y el orden es el que ellos impongan. Con el debilitamiento de la democracia republicana pronto veremos el retorno de los brujos del ogro filantrópico, ese que creímos superado hace tres décadas. Como en la Europa de los años treinta, asistimos a la incubación del huevo de la serpiente, y no lo quisimos ver a tiempo. Como advirtió León Felipe: “El que dijo tierra y el que dijo justicia es el mismo español que gritaba desde la colina de Madrid a los pastores: ¡eh! ¡que viene el lobo!” (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal- ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

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Lista de Año Nuevo 2 Luis Miguel Rionda (*) Continúo enlistando mis motivos de reflexión por el año que inicia. Mencioné antes la violencia social que no cede, el deterioro del estado de derecho, la regresión autoritaria y la crisis económica por venir. La quinta de mis preocupaciones es, inevitablemente, el inicio de la segunda gestión presidencial de Donald Trump en los Estados Unidos. Es un mal inicio para un año que ya se anunciaba mal. Ya conocimos el talante inmoderado de este personaje, sus prejuicios políticos y raciales, su desprecio a las formas democráticas, y su soberbia en el trato hacia el resto del mundo, con la única excepción de Rusia. Para el magnate anaranjado, México no es más que un incómodo traspatio por donde se cuelan migrantes indeseables, todos delincuentes, retardados, drogadictos y holgazanes, por no mencionar el agravante de ser morenos y hablar dialectos del español. Él ya “dobló” antes a los líderes mexicanos, y lo piensa repetir. De nuevo convertirá a las fuerzas armadas mexicanas en parte de su patrulla fronteriza, y nos obligará a replantear en peores términos el T-MEC, si es que no nos expulsan del mismo. Tendremos al peor de los vecinos en el peor de los momentos. La sexta es el hundimiento de la educación mexicana. No hemos aprendido que la mejor estrategia para el desarrollo social es la formación intensiva de capital humano, como lo hicieron Corea, Singapur, China y la India. El gobierno actual insiste en ideologizar los contenidos educativos y eliminar la formación de saberes y competencias pertinentes. La pomposamente llamada Nueva Escuela Mexicana ha alterado los planes de estudio para convertirlos, en palabras del pedagogo Gilberto Guevara Niebla, en “una prédica plagada de inconsistencias, oscuridades, enigmas y contradicciones, producto de la arbitrariedad en el uso del lenguaje y –yo agregaría— de los tropiezos propios de ciertas mentes crípticas. Hay un rechazo sistemático a las reglas, a los valores y a las leyes, de tal modo que la narración se hace desde un contexto vacío de normatividad.” (“La NEM entre líneas”, https://t.ly/USk7v). No hay interés en el desarrollo de la persona como individuo informado, crítico, participativo, asociativo y demandante. Se apuesta a la llamada “comunidad”, una entelequia colectivista, diversificada al extremo, pretendidamente revolucionaria y románticamente utópica. Olvidémonos ya de los saberes científicos; ahora lo que priva es la sabiduría arcana de los pueblos del neolítico prehispánico. De nada sirve la lectura de comprensión, la aritmética aplicada, la lógica cartesiana, el escepticismo como método. Las ciencias de la naturaleza y de la sociedad pierden terreno ante la emergencia del dogmatismo, la ideología, el apriorismo y el esoterismo. No es de extrañar la escasez de medicamentos y la crisis del sistema de salud, si el propio gobierno promueve los conocimientos “alternativos” basados en la fe y las buenas vibras. Seguiremos enumerando la próxima semana… (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

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No somos dueños del sentido de las palabras

Juan Miguel Alcántara Soria Uno de los rasgos de su personalidad social que comparten Trump, Sheinbaum y Nicolas Maduro, es que dan uso y sentido a las palabras que no se corresponden con sus etimologías o sentidos gramatical, histórico, ético o jurídico. No llaman a las cosas por su nombre, o cambian de nombre a las cosas. En la semana anterior los tres lo volvieron a hacer. A Trump se le ocurrió decir que cambiará el nombre al Golfo de México por “Golfo de América”, además de desear anexarse a Groenlandia y Canadá. “América” son los Estados Unidos, nada más. La subpresidenta, ocurrente, dijo que mejor llamar “América Mexicana” al territorio de los estados que nos robaron los estadounidenses. Y alardeó que México es “el país más democrático del mundo” (pero lo gobierna Obrador), que Mexicana de Aviación, el Tren Maya y la Refinería Dos Bocas van muy bien, estando arruinadas. Por su parte, el gobierno de Maduro declaró que expresidentes de diversos países, Fox y Calderón, incluidos, quieren “invadir” su país, les impidió ingresar, y con pretexto paralelo encarceló líderes de la oposición. y consumó robo electoral. En griego “onomaturgo” es el autor o creador de nombres. En el libro del Génesis se atribuye a Adán esa tarea inicial. Trump, como Obrador o la Sheinbaum, tienen ese síndrome de bautizar o rebautizar las cosas; mecanismo útil para mentir abiertamente, y atragantar con sus afirmaciones a seguidores. La ignorancia y la altanería de Trump son inmensas y visibles a todo el mundo. Desconoce que el Golfo de México, antes Golfo de la Nueva España, es esa porción de mar encerrada entre la Península de Yucatán y la de La Florida (ésta bautizada por el conquistador Juan Ponce de León, en 1513). Así conocido desde tiempos del dominio español. Su arrogancia será una amenaza para la subpresidenta y para nuestro país. Entre mentirosos “onomaturgos” nos moveremos. Hace doce años Maduro se hizo del poder con apoyo de cubanos y militares narcotraficantes – varios hoy buscados por EU-, previa destrucción de instituciones y concentración del poder, con Hugo Chávez. En la última elección su oponente Edmundo González ganó; exhibió las actas que le dan una ventaja del 67% contra el 31% de Maduro, una diferencia de 2 a 1; actas recién entregadas al gobierno de Panamá para su resguardo. (Los presidentes de Chile, Brasil y Colombia, de izquierda, consideran hubo fraude electoral; la de México, no; cómplice). Trump o Sheinbaum no dudan en mentir en voz alta, a la luz pública, y son creídos por masas acríticas, que no piensan por sí mismas, aborregadas. La subpresidenta ha completado el cambio de régimen en dirección venezolana, dictatorial. Lo que no alcanzó en su tiempo el presidente Obrador, ella lo culmina, que al destruir al poder judicial concentrará un poder político que no se veía desde el Porfiriato. Con posibilidades de manipular los próximos procesos electorales. Habrá necesidades de otros Francisco I. Madero. Acá, allá y acullá, las deficiencias o insuficiencias educativas, incluyendo las de formación ciudadana, son facilitadores de demagogos, jefes de facciones populares, manipuladores de plebe. Y hoy, con la Inteligencia Artificial, hay mayores amenazas. Muchas de esas amenazas se deben, para empezar, a la falta de consideración o respeto a los distintos niveles de conocimiento humano. Todos tenemos certeza natural de muchas cosas, varias de ellas por instinto; pero es necesario que la mejoremos mediante la educación. Y para ello, comunicarnos y apoyarnos unos a otros. Tomemos un ejemplo matemático: dos y dos son cuatro. Y si cuando yo debo dinero, dos y dos son tres: y cuando me deben dos y dos son cinco. ¿Este es un problema aritmético o es un problema moral? Todos nuestros actos conscientes y libres implican una posición ante el bien, y son, por tanto, de índole moral, entre un bien y un mal, o un mal mayor y otro menor. Y lo que decimos para el ámbito individual o personal también aplica para el ámbito social, en donde nuestros actos nos determinan para el bien o el mal común. No somos dueños del sentido de las palabras. Respetémoslo. De lo contrario, nos incomunicamos e impedimos apoyarnos unos a otros, más en estos tiempos de demagogos que ocultan la verdad.

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Lista de Año Nuevo, 1

Columna Diario de Campo Luis Miguel Rionda (*) Con este inicio de año, me parece importante compartir una serie de motivos de reflexión, que pongo a la consideración de los lectores. Primero, que la violencia social en México no cede. Incluso parece recrudecerse. Durante el semi sexenio de López Obrador (cinco años con diez meses) fueron asesinados más de 200 mil mexicanos, un diez por ciento de ellos en Guanajuato. Ahora bien, durante el año pasado, 30 mil 584 perdieron la vida violentamente, 3 mil 128 en Guanajuato. Y en los cien primeros días del sexenio de Sheinbaum ya suman 7 mil 725 los ultimados. Un promedio de 77 diarios (fuente: TResearch). Y como apunta el especialista David Saucedo, las masacres han mudado de ser expresión del enfrentamiento entre carteles o bandas del crimen organizado, a una auténtica guerra del Estado en contra de esas gavillas delincuentes, a partir del cambio en la política de seguridad de los nuevos gobiernos federal y estatal de Guanajuato. El último combate abierto se escenificó en localidades de los municipios de Uriangato y Yuriria, donde cayeron cuatro agentes estatales, que fueron vengados con el abatimiento de una decena de sicarios. “La orden no era capturar, sino exterminar. Una venganza siciliana, al más puro estilo de la vieja policía federal mexicana”, dice Saucedo. Segundo, y de la mano de lo anterior, el creciente deterioro del estado de derecho general, que sigue profundizando el autoritarismo oficial: el incremento a sesenta tipos de crímenes presuntos que ameritan prisión preventiva oficiosa. A esto se suma el aniquilamiento inminente del poder judicial federal y de los estatales, que abrirá la puerta a juzgadores noveles que deberán el puesto al partido en el poder, a los intereses fácticos, y a los criminales organizados. Además, la militarización de la seguridad pública ha colaborado a deteriorar el compromiso del Estado con los derechos humanos, sumado a la domesticación de la comisión nacional en la materia. Tercero, la regresión a un orden político cripto priista, como el de los años cincuenta a ochenta (la ley de Herodes), que creímos superado. Hemos regresado a la hegemonía monopartidista y presidencialista, con el agravante de que en este punto preciso la regresión ha sido aún mayor, a los años del Maximato. Muchos indicadores nos permiten afirmar que la presidenta propone, pero el que vive enfrente (en un rancho lépero) dispone. Cuarto, la economía se enfila inexorablemente hacia una crisis estructural de gran calado. El modelo (neo)liberal se está desmontando rápidamente para ser sustituido por un capitalismo de estado, con la restauración de los viejos monopolios ineficientes (CFE y Pemex) y la suma de nuevos emprendimientos irracionales (Dos Bocas, Tren Maya, AIFA, Mexicana… y ahora hasta carritos eléctricos). Nos acercamos a los experimentos sociales cubano y venezolano que admira la nueva presidenta, con su incompetencia, corrupción, utopismo, sectarismo y apego al poder. Seguimos enumerando la próxima semana… (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

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A contribuir al Bien Común no al mal común

Juan Miguel Alcántara Soria En el 2025, gobernantes y gobernados tendremos diferentes alternativas para decidir en el ámbito de lo social, con consecuencias para bien o para mal comunes. Vivimos el desastre del primer sexenio del obradorato, y estamos viviendo secuelas peores en el segundo. Una subpresidenta proclive a mentir más que su presidente. Demagogos puros, atacan a adversarios y a gobiernos anteriores y actuales que no sean camaradas; su ilusión de obras faraónicas y programas sociales incrementados han provocado la quiebra de finanzas nacionales; endeudamiento absurdo a pagar por varias generaciones; complicidad y tolerancia con grupos de delincuencia organizada; mayor orientación política marxista con ostentación de cercanía a gobiernos de Cuba, Venezuela, Nicaragua o Colombia; corrupción generalizada, que incluye nepotismo de familias “progresistas”; generan nuevos ricos con obras y recursos públicos, hicieron cómplices a los más ricos del país. No hay dirigentes sociales o políticos que los contengan. En una sociedad pluralista como la nuestra, con diversidad de grupos organizados, de diversos fines económicos, políticos, educativos, religiosos, recreativos o profesionales, es asombroso que el conjunto no tome el rumbo o cauce que le corresponde por el bien de todos. Pudiendo llegar a ejercer la dirección de la sociedad -coparticipar- quienes dirigen a los grupos organizados, la han dejado en exclusiva al poder público -en los tres órdenes de gobierno- controlado por las corrientes de la 4t, aliadas con el crimen organizado en varios espacios. Desentendidos los grupos económicos, educativos, laborales o religiosos de los asuntos públicos, sus dirigentes actúan cerrada o temerosamente, buscando solo favorecer sus intereses particulares en el corto plazo, no el bien del conjunto. Isaac Guzmán Valdivia (mi profesor de Sociología en La Libre, fui su adjunto después) nos enseñó que “La política es considerada, en primer término, como la dirección social ejercida por los órganos del poder público. Pero debemos también entender por política -dado el hecho de nuestra sociedad pluralista- la acción ejercida por los grupos organizados en tanto que tal acción esté dirigida frente al poder del Estado, para modificar de alguna manera el orden jurídico establecido. Antes solo cabía la primera de estas dos acepciones. Hoy, ambas son necesarias. Y para entender el juego de las dos, téngase en cuenta que ya sea que la política se ejerza desde el gobierno o desde los grupos institucionalizados, siempre tendrá por objetivos la creación, el establecimiento, la conservación, el desarrollo, la modificación, el cambio radical o la destrucción, inclusive, del orden social que compromete a los propios grupos organizados o a la sociedad en general”. La subpresidenta hizo aprobar al Poder Revisor de la Constitución, en número y tiempo récord, las reformas propuestas por su presidente en febrero del 2024, destructoras de los poderes judiciales, de órganos autónomos, que reconcentran el poder público; dirigen a dictadura de partido. Y configuran nuevo régimen autocrático, más perverso que el príato. Las oposiciones en los congresos federal y locales fueron arrasadas. Y los dirigentes de los grupos institucionalizados fueron incapaces de contener tal destrucción y cambio radical del orden social que los afecta, y al bien general. Declinaron su rol de liderazgo por cuidar intereses particulares. La ley, los derechos humanos, la justicia, la paz son principios y valores olvidados, despreciados. Prevalece “la lucha por la conquista del poder y la habilidad para conservarlo y acrecentarlo. Entiéndase bien: el poder, no la autoridad. Y también: la habilidad para conservarlo y acrecentarlo, no la justificación de fines éticos y jurídicos. La política es hoy solo una técnica y su objetivo es el dominio de los más”, para beneficios particulares. Los grupos tienen responsabilidad por la calidad de vida, conforme a los valores de la persona humana y del bien común. Debemos cada uno exigir a los dirigentes de grupos en que participamos, asumir su rol en la dirección del cauce del conjunto. Con veracidad, justicia y prudencia. Aislados nada lograremos. A darle el 2025.

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Columna Diario de Campo

El maestro Luis Luis Miguel Rionda (*) El pasado martes 17, la inteligencia mexicana perdió a un extraordinario exponente al sobrevenir el deceso del maestro Luis Rionda Arreguín. Mi querido tío fue un extraordinario académico de la Universidad de Guanajuato. Filósofo por vocación, formación y ambición, fue catedrático y guía de numerosas generaciones de estudiosos del pensamiento universal desde la añosa Escuela de Filosofía y Letras (1953) de la Universidad de Guanajuato (UG), la segunda en antigüedad del país. Dedico estas líneas a resaltar el legado de sabiduría humanista del maestro Luis. Él nació en Silao de la Victoria el 6 de junio de 1936. Vivió 88 años muy fructíferos, de producción intelectual de alto octanaje sobre una enorme variedad de temas: la ontología, la epistemología, la filosofía de la religión, la antropología filosófica, la historia de la ciencia y las instituciones educativas, la biografía de eruditos guanajuatenses y mexicanos, la cuestión de la mexicanidad, y otros temas que convocaron su inagotable curiosidad. Fue el quinto de seis hermanos, hijos del capitán Isauro Rionda Liceaga y doña María Luisa Arreguín Pesquera. Casó con Ana Josefina Ornelas y procrearon a mis primos Ana Faviola y Luis Javier. De la camada de hermanos sólo le sobrevive mi tía Josefina Rionda de Botello. Fue un prolífico forjador de instituciones para el desarrollo del pensamiento humanista: dirigió la mencionada Escuela de Filosofía y Letras desde 1975; promovió que el archivo histórico del municipio de Guanajuato se trasladara a las instalaciones de ese plantel, para que los estudiantes de la licenciatura en Historia, establecida en 1963, pudiesen realizar investigación y paleografía. También apoyó la iniciativa del profesor Ernesto Scheffler para abrir la Unidad de Investigaciones Filosóficas en 1978. En 1980 fundó el Centro de Investigaciones Humanísticas de la UG, antecedente del actual Departamento de Cultura y Sociedad. Dirigiría esa unidad hasta 1997, cuando se jubiló. Fundó y dirigió, desde 1972, la revista Colmena Universitaria, que acumularía cien

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El presupuesto de Sheinbaum: un fraude al pueblo

   Juan Miguel Alcántara Soria Un “pre-su(b)-puesto” es lo que está colocado antes y por debajo de algo. (sus raíces griegas: pre, antes; sub, por debajo; puesto, colocado). Hay presupuestos doctrinales, filosóficos, políticos, económicos o sociales. Importa, aquí y ahora, el presupuesto económico que discuten diputados federales, que no es solo de estimaciones anticipadas de ingresos y egresos del Estado mexicano para 2025. Es, sobre todo, “la expresión de un programa de la política social y de la acción económica del Estado, para aplicarse durante un período determinado”. De dónde obtendrá el gobierno dinero -incluyendo deuda pública-, para atender qué prioridades o necesidades. Tiene un valor ético y jurídico, y una función política y económica entrelazados, de consecuencias inmensas. Como las de una madre o un padre cuando decide en qué gastar (alimentos, salud, educación, o borrachera), y de dónde obtenerlo (trabajo, deuda, robo, engaño, o lotería). El proyecto de presupuesto para 2025 que envió la subpresidenta Sheinbaum, lo revisó lúcido el senador Ricardo Anaya, en comisiones de la cámara de senadores. Y sí, quieren engañar al pueblo. Dicen que el tipo de cambio del dólar estará ese año a $18.70, tendremos una tasa de crecimiento del 2 al 3%, la tasa de interés crediticia al 8%. Que Pemex producirá ahora sí 1.9 millones de barriles diarios de petróleo. Evidenció premisas engañosas, improbables, fraudulentas. Es de destacar que la deuda pública que incrementó Obrador, y que deberemos pagar todos, llegó a 6 puntos del Producto Interno Bruto (PIB), la más alta en los últimos 36 años, desde Salinas de Gortari. Ahora la subpresidenta dice tendrá ingresos por $ 7 billones de pesos, pero gastará $ 9 billones. De intereses en 2025 plantea pagar 1.4 billones, lo que equivale a 20 veces lo que asigna a seguridad pública federal: solo $ 70 mil millones. La subpresidenta prometió bajar la deuda de 6 a 3 puntos del PIB. Pero su proyecto en teoría solo baja a 4 puntos. Y de su pronóstico de ingresos, $ 7 billones, calcula $ 5 por impuestos, y $2 por supuestos ingresos de Pemex y CFE, un superávit imposible; nos engañan (esperan ganarse la lotería, o robar). La deuda será mucho mayor. Otro engaño es su presupuesto de crecimiento del PIB, del 2 al 3%. Anaya cita: para BBVA y Citibanamex, creceremos 1%; Banco de México dice 1.7%. El Fondo Monetario Internacional prevé 1.3%. Más deuda a pagar varias generaciones, para cubrir mayor déficit. Incumplen Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, que exige equilibrio presupuestario. Dependencia de endeudamiento que nos expone a riesgos enormes. Además, recortes en rubros prioritarios como seguridad y salud pública, educación e infraestructura. La cruda que viviremos por la borrachera obradorista será espantosa. Eso sí, pide incrementos para programas clientelares, como el de becas, apoyo a mujeres de 60 a 64 años, a universidades obradoristas, pero reducciones a la UNAM, al poder judicial, o desaparición de órganos autónomos. Otra afectación es la distribución de los impuestos federales a estados y municipios. Reducirán del 32% al 25% para lo local: centralismo sí, federalismo no. El gobierno de Jalisco plantea salir del Pacto Fiscal, con razón (los de Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes o Chihuahua, parecen autistas). Es como si un hijo trabajador da a su padre o madre todos sus ingresos, y de devolverle antes una tercera parte para su sostenimiento personal, ahora solo le devuelve una cuarta parte a cada uno. Las autoridades locales tendrán menos recursos para solventar necesidades atendibles desde el círculo más próximo. La semana anterior vi con mi hijo la película Gladiador 2. Confirmé sensación sideral de la vida: circular y ascendente. En la Roma del emperador Caracalla y sus termas, como en el México de Obrador y sus Dos bocas, hay paralelismos. Más allá de los Macrinus, o traidores como los Adán Augusto o Monreal, existe la estirpe de los Marco Aurelio, o Lucius: mujeres y hombres con sentido del honor, a quienes pueden quebrar, pero no doblar. Con quienes las Patrias -casa de los padres- se rescatan de defraudadores.

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