Juan Miguel Alcántara Soria
n la primera semana de marzo, actos desde el poder, y de grupos delictivos, nos agravaron sensación de intranquilidad. En los ámbitos nacional y locales escalaron agresiones que se perciben no solo incontenidas, también provocadas desde el poder. Vimos quién se orina desde el trampolín hacia la alberca, y quienes se mean dentro. (Mi amigo chihuahuense César Jáuregui Robles, me diferenció perspectivas mionas: “chingadera”, es la desde el trampolín; “pendejada”, la dentro de la alberca). Repasemos, primero, algunas del trampolín nacional.
A López Obrador, 300 manifestantes le rompieron puerta lateral de palacio nacional (el espacio más resguardado del país), el miércoles 6, para reclamarle impunidad en la desaparición de 43 normalistas, en 2014, e incumplimiento de compromisos con familiares de éstos. Se meó: Acusó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a los jesuitas, a gobiernos de países extranjeros, y otros “conservadores”, de “compló”; y a familiares de estar manipulados. La confrontación entre ambos escaló. Otro normalista fue asesinado el día 7, en Guerrero. El 4 de marzo, la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la obradorista Rosario Piedra Ibarra, dio informe y nos acusó a quienes marchamos por la democracia, el 18 de febrero, de expresiones racistas y clasistas, y alabó a la candidata presidencial oficialista. Ésta presentó el día 1°, en el Zócalo, sus “100 puntos” para “continuar la transformación” (dijo la “corrupc…”), recogiendo propuestas de Amlo que, de concretarse, desaparecerán división de poderes: con un poder judicial partidizado, politizado (por elección popular de ministros y jueces), un legislativo debilitado (reducido en número -lo que provoca sobrerrepresentación del partido oficial- y sin opción de reelección, diseñada para carrera parlamentaria). Órganos autónomos especializados, desaparecen, El INE queda sin recursos suficientes. (Ocultan que al sueldo de Amlo hay que sumar dónde y cómo vive, pagado con nuestros impuestos). Tienen una visión centralista, de “presidencia imperial” o de “dictadura perfecta”, como la de Echeverría. Un regreso al pasado.
Salpicadero hubo desde altos mandos de Ejército y Marina, también. Rubén Aguilar Valenzuela publicó en La Jornada (el 3), “Conversación con altos mandos”: el 95% de los mandos están en desacuerdo en cómo secretarios de la Defensa y de la Marina se sometieron al presidente, y cómo gestionan sus instituciones. Mucho dinero, no para fortalecerlas. “Ya hay que detener el avance del crimen organizado en el territorio nacional”. Aparte, tragedia el 2 de marzo, de decenas de cadetes militares obligados a entrar al mar en Ensenada, BC, con equipos a cuestas, varios de ellos sin saber nadar, que provocó la muerte de siete de ellos. El secretario de la Defensa no supo responder cuestionamientos.
En mi ciudad, Irapuato, el domingo 3, ejecutaron a dos agentes de tránsito municipal. Las cartulinas dejadas por grupo criminal abajeño reclaman a autoridades locales prevalencia de cartel jalisciense. En lo que va del sexenio obradorista han asesinado en el país a 2,006 policías. En Guanajuato 60, solo en el 2023. En Celaya 34, en últimos tres años, Su alcalde, Javier Mendoza, y mandos policiales (varios ex-federales), son ejemplares: resolvieron recuperar control a grupo criminal en circunstancias muy complejas.
“Meones de agua bendita” es expresión que Adolfo Christlieb Ibarrola, presidente nacional del PAN en los 60s, aplicó a quienes desde la derecha extrema insistían en deletrear al partido, para mezclar religión y política, lo temporal y lo intemporal. Lo de Dios y lo del César. Lo político y lo meta-político. Al tiempo, los yunques lograron, en Guanajuato, lo que los tecos no en Jalisco. La 4t es pseudo-religión de fanáticos.
Sea desde el trampolín, o en la alberca, no permitamos afecten más área común. Amlo y sus candidatos ya anunciaron traen en sus riñones resentimiento, división, con tufo dictatorial. Evitemos más contaminación de nuestras aguas ciudadanas. A desfogar aguas hediondas el 2 de junio. A fluir vidas, verdades, libertades.
Juan Miguel Alcántara Soria