Columna Diario de Campo

Este miércoles pasado tuve la oportunidad, por invitación del Instituto Electoral del Estado de Guanajuato, de presentar su más reciente producción editorial. Esto dentro del 35 Congreso Internacional de Estudios Electorales, realizado en Toluca con la anfitrionía de la Universidad Autónoma del Estado de México y del Instituto Electoral del Estado de México. El congreso fue organizado académicamente por la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A.C., de la que tengo el honor de ser miembro fundador. El libro se intitula Derechas e Izquierdas en el siglo XXI. Debates generales y estudios de caso, y fue coordinado por la doctora Tania Hernández Vicencio (INAH) y el doctor Andrea Bussoleti (Universidad de Guadalajara). El volumen colectivo se compone de doce capítulos que desbrozan cuatro áreas temáticas: una discusión teórica general, a partir de la introducción al debate por parte de los coordinadores, y tres sustanciales capítulos analíticos de Víctor Reynoso, Ricardo de la Peña, Javier Arzuaga y Orlando Espinosa. Una segunda parte sobre los nuevos retos teóricos y programáticos de las estructuras partidarias en América latina, con cuatro capítulos de Jacopo Bottacchi, Steven Johansson, Sergio Morresi y Moisés Mendoza. La tercera parte dedica a los ejercicios de participación ciudadana desde los paradigmas ideológicos, con capítulos monográficos de Tania Hernández Vicencio y Sergio Tamayo sobre la 4T. Y en la cuarta parte se abordan las interacciones de los actores ideológicos ante el Estado, con dos capítulos de Tiziana Bertaccini y Andrea Bussoletti. Cada capítulo aporta una visión particular sobre el complejo tema de las relaciones entre las muy distintas acepciones con que los conceptos de referencia ideológica “derecha e izquierda” han sido definidos según los “valores fuerza” que asumen los actores políticos desde su imaginario social concreto. La lectura de estos doce textos deja claro que esos referentes, por arbitrarios que sean, pueden tener todavía utilidad para sostener un discurso común e mutuamente inteligible sobre los grandes temas que nos dividen o nos unen. El debate de las ideas y la competencia entre las ofertas político-partidistas pueden cobrar intensidades y alcances diferenciados, que requieren códigos de comunicación con mínimos de compatibilidad. Los autores enfatizan la mutabilidad histórica y cultural de los referentes que permiten esos mínimos de inteligibilidad, pero es una condición inevitable de la acción política la mudanza en las prioridades. Siempre habrá entonces material para el debate. Es deseable que éste se base siempre en la racionalidad y el conocimiento, para que esa polémica pueda canalizarse en conductos dialécticos y formas constructivas. Lo que puede alterar la convivencia racional sería la carencia de respeto por el sistema de convicciones del otro, del diferente, y asumir que la realidad puede simplificarse dentro de cánones unívocos y excluyentes. El libro puede bajarse de: https://tinyurl.com/2yktr74k (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

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Se mueven los astros:Des-astre para México

   Juan Miguel Alcántara Soria La actual alineación de los astros se moverá en enero próximo. Es de prever amenazas y riesgos mayúsculos para México y los mexicanos. Y más dañinos por debilidades institucionales internas. Al diagnóstico del premio Nóbel de Economía 2024, James A. Robinson, expuesto el pasado 20 de noviembre en Cdmx: “México tiene grandes problemas con la calidad de sus instituciones y el Estado de Derecho, así como retos con su sistema educativo y la inseguridad, lo que impide crear una economía realmente próspera e incluyente”. “El mayor reto es el Estado, y como éste funciona: la politización del Estado en México”. Evaluación que, en síntesis, expone nuestras fragilidades. En lo particular ante el gobierno de Trump que iniciará el 20 de enero, y otras amenazas del exterior, como la renegociación del Tratado comercial con EU y Canadá. Además del conflicto Rusia-Ucrania que escala el fin de año, entre otros. La mayor potencia del mundo estará dirigida por extremistas, en los cuales hay muchos mal querientes de México. Señalan a migrantes, junto con narcotraficantes, como amenazas a su seguridad nacional, y desde el mismo 20 de enero adelantan iniciarán deportaciones masivas, incluso con apoyo de su ejército. Tratarán a narcotraficantes como terroristas. Los déspotas mexicano y gringo se supieron entender en el pasado: no te metas con mi gobierno, yo hago lo que pides en la frontera para tu interés. Hubo otra alineación astral. También en Canadá, su primer ministro, Justin Trudeau, expresó la semana pasada que no excluye la posibilidad de concretar un nuevo acuerdo comercial con EU, sin México, como se lo exigen todos los jefes de gobierno de sus provincias y territorios; ello impactará en elecciones del 2025 en ese país. Agregan que la aceptación de México de inversiones chinas desembocó en la importación de productos chinos, vía México. Más reforma energética con incumplimientos de México de sus obligaciones adquiridas en el Acuerdo de París, contra el cambio climático. Ahora la reforma judicial. En febrero pasado volvieron a imponer el visado a mexicanos. Acá constatamos la llegada masiva de autos chinos, e inversiones en varias ciudades, junto con productos textiles, de calzado y de tecnología, que dañan a productores nacionales de la industria textil, del calzado y del vestido. La subpresidenta Sheinbaum no logra imprimir carácter, sello propio a su gobierno. Obrador va por su séptimo año conduciendo al país con espejo retrovisor, anteojeras ideológicas. La polarización entre mexicanos se sostiene. La sensibilidad de mujer para escuchar, identificar molestias, dialogar, no aparece. Así ¿cómo evitar más daño y dolor evitable a los mexicanos? Entre las debilidades institucionales a las que se refiere el premio Nóbel Robinson, e importa a socios en el T-MC, están compromisos medioambientales. Al reducir el gobierno de México sus metas de emisiones de contaminantes (Pemex y CFE, siguen consumiendo combustóleo), y además, condicionar su cumplimiento a apoyos internacionales, hay alertas. México va muy retrasado en la inclusión de energías renovables (a diferencia de Colombia, Chile, Brasil o Argentina). El proyecto de presupuesto de egresos de la subpresidenta, en cámara de diputados, reduce recursos para esta y otras tareas relevantes. Solo se incrementan para los programas sociales clientelares. Hasta a la UNAM le recortan. La reforma al poder judicial es otro desastre: el INE (hoy de Morena) pidió diferir elecciones de jueces y magistrados por falta de dinero y de tiempo. En la semana avanzaron en la desaparición de siete órganos autónomos, incluyendo el INAI y la COFOCE. Ésta última prevista en la Constitución como órgano con autonomía técnica, financiera y de gestión. Transformarla en un órgano asignado a la Secretaría de Economía, como de último momento pretenden diputados de la 4t, implicará reclamos de incumplimiento del T-MEC. De la guerra Rusia-Ucrania, luego hablamos. El desalineo de astros impedirá no solo una “economía próspera e incluyente”, con socios más competitivos en institucionalidad, sino el convivir en paz y tranquilidad entre mexicanos, hoy más violento. Y relaciones previsibles con el mundo. Des-astre.

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SSG ofrece servicios de atención integral para tratar violencia en la mujer.

Guanajuato, Guanajuato 22 de noviembre de 2024.- La Secretaría de Salud de Guanajuato con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer el 25 de noviembre, informa servicios integrales para tratar este problema. Gabriel Cortés Alcalá Secretario de Salud informó que a través de la Red Integrada de Servicios de salud conformada por más de 631 unidades Guanajuato ha destacado a nivel nacional como referente por visibilizar y atender con su especificidad las consecuencias en la salud física y mental ocasionadas por la violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres. Tal cómo lo señala la Organización Mundial de la Salud. Con la finalidad de contribuir a la prevención y reducción de los daños a la salud ocasionados se realiza la búsqueda intencionada de niñas, adolescentes y mujeres que acuden a las unidades y se otorga atención integral; física y mental. Durante enero-mayo de 2024 se aplicaron 114 mil 209 herramientas de detección lo que ha permitido detectar a 36 mil 102 mujeres que se encuentran viviendo algún tipo de violencia, otorgando más de 42 mil 386 atenciones y logrando iniciar tratamiento psicológico 8 mil 876 con más de 47 mil 714 consultas de salud mental. Se destaca la importancia de contar con personal capacitado de acuerdo a la normativa y actualmente se cuenta con 328 personas certificadas en la competencia ECO539 y ECO497 para la atención de primer contacto a mujeres víctimas de violencia. Así mismo, se cuenta con la línea de atención telefónica 800 290 00 24 y el chat dinámicamente.mx, que otorga atención los 365 días del año las 24 horas del día con personal profesional para otorgar contención, información y orientación. Por último, en la Secretaría de Salud del Estado de Guanajuato se garantiza la atención inmediata e integral a todas las víctimas de violencia de género y sexual, con la política de cero rechazo.

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Presenta INE Guanajuato avance de participación en la Consulta Infantil y Juvenil 2024

En el marco de la Consulta Infantil y Juvenil (CIJ) 2024 que se desarrolla durante todo el mes de noviembre, el Instituto Nacional Electoral (INE) en el Estado de Guanajuato presentó el avance de participación de este ejercicio democrático. Durante la tercera reunión del Grupo Coordinador Interinstitucional de la CIJ 2024, la Vocal de Capacitación Electoral y Educación Cívica, Cecilia Maldonado Reyes informó que, al corte más reciente 341 mil 405 niñas, niños y adolescentes de la entidad han emitido su opinión sobre los temas: la seguridad y los espacios comunitarios; el cuidado del medio ambiente y de los animales; y la prevención de adicciones. Recordó que las infancias y adolescencias entre 3 y 17 años podrán participar ingresando a la página de internet: https://consultainfantilyjuvenil-participacion.ine.mx./, o bien en las 3 mil 104 casillas instaladas en centros escolares, espacios públicos y en las oficinas de las 15 Juntas Distritales Ejecutivas del INE, Módulos de Atención Ciudadana e instituciones aliadas. Detalló que en estas casillas la participación puede ser con boletas digitales, con apoyo de equipos de cómputo y dispositivos móviles, o bien, con boletas impresas. Por su parte, el Vocal Ejecutivo, Jaime Juárez Jasso celebró este avance de participación y confió en que se llegará a la meta que se propuso al inicio de este ejercicio, el cual busca registrar casi medio millón de opiniones. De igual manera, reconoció y agradeció la colaboración de las instituciones aliadas al señalar que su compromiso con las infancias y adolescencias se hace patente en esta Consulta. Las y los representantes de las dependencias que integran el Grupo Coordinador Interinstitucional coincidieron en redoblar los esfuerzos para que en lo que resta del mes no solo se llegue a la meta, sino que rebase con el propósito de escuchar todas las voces de niñas, niños y adolescentes de Guanajuato. -o0o-

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Desenfrenada destrucción de la 4T

Juan Miguel Alcántara Soria La mayoría oficialista va desenfrenada. Ni la Constitución, ni la Suprema Corte de Justicia, ni la Ética Política la contienen. El pasado miércoles 6 de noviembre se publicó en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados el dictamen de reforma a varios artículos de la Constitución, que aprobarán apresurados la próxima semana. Desaparecen órganos que tienen reconocida su existencia y autonomía en el propio texto constitucional: El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el Instituto Federal de Telecomunicaciones, la Comisión Federal de Competencia Económica, la Comisión Reguladora de Energía, la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Comisión Nacional de Mejora Continua de la Educación. A partir de un dato sociológico -el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente- es que el poder se divide; se equilibran pesos y contrapesos. Aristóteles constató en varias polis griegas el poder público dividido en tres: la asamblea del pueblo, ejecutores de las decisiones del pueblo, y magistraturas que impartían justicia. La división tripartita del poder público evolucionó con el tiempo, primero, para que el poder frene real y positivamente al poder, y luego, por la complejidad de materias que debían atender los tres poderes clásicos. La ingeniería constitucional desarrolló órganos públicos fundamentales, establecidos en la Constitución, que no se adscriben a ningún poder tradicional. La Suprema Corte de Justicia ha sostenido la evolución del concepto de distribución del poder público, en órganos cuya actuación no depende ni se deposita en los poderes tradicionales. Tienen funciones estatales específicas con la finalidad de lograr una mayor especialización, agilizar los procedimientos, y lograr control y transparencia de los otros poderes. Dan atención eficaz a demandas sociales, por lo que, desde la Constitución, mantienen relaciones de coordinación con los otros poderes, y gozan de autonomía e independencia funcional y financiera, para atender esas funciones. Como órganos autónomos se reconocen en nuestra Constitución Política a: la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el Banco de México, la Auditoría Superior de la Federación (ASF), el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, el Instituto Nacional Electoral (INE), el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), la Universidad Nacional. Estos órganos, como los que se pretende desaparecer, realizan funciones del Estado que no encajan dentro de los tres poderes clásicos, y por tanto, no están subordinados a ningún otro órgano del Estado. A la CNDH, al INE, a la ASF, a los Tribunales Administrativo y electoral ya los secuestró o cooptó la 4t. Solo subsisten autónomos el Banco de México, el INEGI y la UNAM; pero les traen ganas. Del poder judicial luego hablamos. Estamos en un presidencialismo exacerbado, engendro dictatorial. A López Obrador le disgustó no tener todo el poder posible. Por eso presentó en febrero la iniciativa que desaparece a estos 7 órganos autónomos, para concentrar en el poder ejecutivo las funciones especializadas que desempeñaban, evitar transparencia, aumentar opacidad y burocracia y clientela incondicional. De paso, lentitud en los procesos. Para complacer al déspota, el “mayoritismo desenfrenado” aprueba todas sus ocurrencias autoritarias. La presidenta Sheinbaum es más déspota, sin duda. Hasta hace unos días teníamos confianza en 8 de los 11 ministros de la Suprema Corte: honrarían su palabra de guardar y hacer guardar la Constitución. Contendrían al poder. (Las otras 3 nombradas por López Obrador, ignorantes e incondicionales). La traición del ministro Alberto Pérez Dayán (fue mi amigo) en la sesión en que se discutió la inconstitucionalidad de la reforma al poder judicial, dañó los equilibrios del poder. No es previsible el cómo resolverán las impugnaciones a estas nuevas reformas. Queda la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y otros mecanismos previstos en Tratados Internacionales. Sin garantía de los derechos humanos y sin división de poderes, no tenemos Constitución.

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Dos Trompadas…. Luis Miguel Rionda (*) Los demócratas activos, de esos que creemos en el valor de la persona humana, en el individuo consciente y en su libertad de acción y pensamiento, sufrimos este martes pasado dos derrotas dolorosas e inesperadas. Los liberales evidenciamos de nuevo el mal que apunté en mis colaboraciones anteriores: la ingenuidad, el candor de los ilusos que creímos que el mal es derrotable cuando se le combate con valor y convicción democrática. La primera derrota del fatídico martes 5 fue la traición dentro de la Suprema Corte de uno de sus ministros decorosos, en la votación del proyecto de sentencia que relativizaba los alcances de la reforma al Poder Judicial. No se logró la mayoría calificada de ocho sobre once para atajar la intención de cercenar el servicio judicial de carrera, y en cambio permitir una salida que habría salvado la dignidad de los jueces y magistrados. Al ministro sacatón le mostraron algún añejo expediente con esqueletos inconfesados, y presuroso reconsideró su voto para salvarse. Sus siete compañeras y compañeros, íntegros, votaron en favor del proyecto, pero fueron derrotados por la nueva “banda de los cuatro”. Dolor para los trabajadores judiciales, y punzada para los que acompañamos su lucha por salvar la división de poderes en México. Una pérdida que tardará años en restañarse (cincuenta, dijo Adán el augusto). Un desperdicio de capital humano que supera por mucho al dispendio de la cancelación del aeropuerto de Texcoco. La segunda mala noticia del martes oscuro: el triunfo aplastante del delirante Trump en las elecciones del país del norte. Pésimo asunto para los demócratas de esa nación, y no me refiero a los militantes del partido perdedor. Ganó la emotividad irracional: una sociedad enojada con su élite gobernante por los problemas económicos de coyuntura. Culparon a la administración Biden por la carestía y el desempleo; pero olvidaron la crisis pandémica y la excelente respuesta que dio su gobierno a la emergencia sanitaria y económica. Miles de millones de dólares se inyectaron a las economías familiares y de pequeños negocios. Pero nada de eso se mantuvo en el imaginario colectivo. Los rencores sociales buscaron un destinatario y lo encontraron: los migrantes internacionales, a quienes su gobierno no ha podido retener o canalizar. Miles de trabajadores hambrientos han invadido las ciudades de ese país, y provocaron una reacción xenófoba y racista, inclusive entre afroamericanos e hispanos. Nos esperan cuatro o seis años de incertidumbres externas e internas. Las oposiciones en ambas naciones están en la lona, noqueadas por los radicalismos intolerantes. Los populismos nacionalistas terminarán colaborando entre sí, porque tienen más afinidades que diferencias. Quienes debemos temer somos los gobernados, sobre los que caerán las consecuencias del autoritarismo mesiánico de izquierda o derecha. (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

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Mezquinos Luis Miguel Rionda (*) Según el diccionario de la RAE, “mezquino” en su segunda acepción es aquella persona que es “falto de generosidad y nobleza de espíritu”. Y en su quinta acepción es “desdichado, desgraciado, infeliz”. Este adjetivo viene a cuento porque en el último par de semanas hemos visto abundantes muestras de mezquindad entre los integrantes más notables de la clase política hoy hegemónica. Lo contrario es “generoso”: aquél o aquélla “que obra con magnanimidad y nobleza de ánimo”, su segunda acepción. San Francisco de Asís, hoy tan de moda, enseñaba que “es en dar que recibimos”. Y Eurípides, el poeta, sentenciaba: “Para las almas generosas todas las tareas son nobles”. En fin, que los sabios ilustran que es mucho más rico el dar que el recibir; el que da, se enriquece en el bien del otro, al que le reconoce su calidad de igual, aunque en desgracia. En extensión, al caído se le brinda soporte para su redención y mejoría por el bien de todos. Ejemplos históricos de solidaridad entre antiguos rivales abundan. Recordemos un par: luego de la guerra civil norteamericana, la triunfante Unión norteña emprendió un generoso programa de recuperación hacia el derrotado sur, territorio rebelde y aristocrático del esclavismo y el fanatismo religioso. Esa labor de integración la continuarían los Roosevelt en el siglo XX, con su New Deal, y luego el federalismo solidarista de Eisenhower. Gracias a la aceptación mutua, los Estados Unidos pudieron nivelar sus índices de desarrollo y construir un país menos desigual. Al término de la segunda guerra mundial, los triunfantes aliados no cometieron el mismo error que sus predecesores de la Gran Guerra en 1918: no humillaron al adversario derrotado, en este caso los alemanes, italianos y japoneses. No cobraron venganza como sí lo hicieron los soviéticos, que se robaron toda la potencia industrial e intelectual de la Alemania del este, la vieja Prusia. Los occidentales, al contrario, implementaron iniciativas de salvamento económico, como el muy recordado Plan Marshall, que les permitió a las potencias caídas recuperar su prosperidad y convertirse en nuevas democracias aliadas de los vencedores. La generosidad da buenos resultados, y construye futuros compartidos. Lo contrario, la mezquindad, el odio perpetuado, el ansia de destrucción conducen al oprobio de los pueblos y la cancelación de un porvenir conjunto y dichoso. Eso nos está sucediendo en México. La nueva fuerza hegemónica populista se engolosina con los nuevos poderes adquiridos o arrebatados a las derrotadas oposiciones, y coloniza, anula o derriba los contrapesos constitucionales, puestos ahí por los liberales de 1857 y 1917. La mezquindad ha alcanzado incluso a la titular del ejecutivo nacional, que en sus matinées se expresa con lamentable desprecio sobre el Poder Judicial y los ministros que no le son obsequiosos. Lástima de investidura. Por su parte, los jueces y magistrados, degradados a pelotas de tómbola, han respondido con una dignidad merecedora del respeto de sus inopinados adversarios, y presentan en masa sus renuncias evidenciando su calidad de personas íntegras. Pero la generosidad y el respeto están fuera de moda. (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

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Es Claudia… Luis Miguel Rionda (*) La ingenuidad es un defecto imperdonable en la política. El ejercicio de ésta es pragmático, maquiavélico, cruel y descarnado, en particular para aquéllos no curtidos en las artes de la simulación, la hipocresía y el doble lenguaje. Esto lo saben muy bien los jerarcas del pseudo movimiento social que hoy gobierna nuestro país, y en contraste parecen desconocerlo los líderes de lo que queda de la oposición. En menos de un mes de gobierno, el régimen tiene arrinconados a sus desconcertados antagonistas, que no han sabido mantener unido su reducido grupo de contención, y ya padecieron las amarguras de la traición entre sus decrecientes miembros. Muchos analistas y comentaristas, entre los que me cuento, padecimos la misma enfermedad de la ingenuidad, y quisimos ver en la novel presidenta Sheinbaum un último refugio de la racionalidad política. Pensamos en ella como la mujer sensible, educada y sensata que podría haber disimulado un talante moderado detrás de la imagen de dureza y radicalismo. Si bien sus antecedentes la ubicaron siempre dentro del extremo izquierdo de las buenas conciencias de la burguesía acomodada mexicana, su formación como científica del medio ambiente podría haberle dotado de la sana duda cartesiana y la afición a la libertad de pensamiento, como la que defendieron Voltaire, Russell, Popper, Eco y Sabater. Creí, creímos, que el afianzamiento en el poder presidencial sería su acta de independencia de su tutor populista, y dejaría ver a la Claudia críptica: la académica moderada, sensata y progresista. Fue ingenuidad pura. Estupidez, dirán muchos. En tres semanas ya calamos la profundidad de sus prejuicios ideológicos. No sólo no moderó el plan C, sino que metió el acelerador en temas como el de la deforma (sic) judicial, donde hubiera sido deseable promover un diálogo respetuoso entre poderes antes de pasar a la guillotina. El Poder Judicial ha demostrado ser un hueso duro de roer. Sus trabajadores, antes prudentes servidores públicos apegados a las normas y las formas, han reaccionado con decisión y vehemencia en la defensa de sus carreras judiciales. Les han prometido respetar sus derechos laborales, pero los perpetradores desconocen que uno de los incentivos más poderosos del trabajador judicial es la posibilidad efectiva de subir en el escalafón dentro de uno de los servicios de carrera más exitosos del país. El aspiracionismo superador es el rasgo distintivo del profesional del derecho litigioso. Esto es kriptonita para el practicante del igualitarismo de Procusto, la creencia en la igualdad en la mediocridad. La reciente iniciativa de la llamada “supremacía constitucional” es la evidencia de que no han arribado demócratas al legislativo y a la presidencia de la república. Son caporales del autoritarismo nacional populista. Que no haya ilusos para que no haya desilusionados, dijo Gómez Morín, con demasiada razón. La inatacabilidad de las reformas a la carta magna dejará en manos de una mayoría inflada los destinos de la república, y pronto el documento fundamental no se parecerá nada al programa político liberal y democrático que heredamos de todo un siglo de luchas por la modernización política del país. (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

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El camino hacia la dictadura en México

Opinión de José Lafontaine En los últimos meses, se ha intensificado el debate sobre la reforma al Poder Judicial impulsada por el gobierno de Morena, ahora con las leyes reglamentarias, respaldadas por sus partidos aliados. El gobierno afirma que «el pueblo votó para que los ministros de la Corte sean electos por el pueblo de México y no por el Senado de la República». Esta afirmación, sin embargo, es completamente falsa. El pueblo mexicano jamás ha votado por una medida tan radical ni, mucho menos, por un sistema que destruiría el equilibrio democrático de nuestras instituciones. El pueblo de México solo votó mayoritariamente por Morena y por la presidenta. No podemos ignorar lo pusilánime de los representantes del Poder Judicial, a dos meses de la suspensión de labores. Dentro del propio Poder Judicial, muchos jueces han ordenado suspensiones, pero el Consejo de la Judicatura ha decidido incumplir con ellas; peor, imposible. El pasado 2 de junio, tras una elección de Estado, Morena y sus aliados lograron obtener solo el 54% de los escaños en el Congreso de la Unión. A pesar de este resultado, que refleja la voluntad popular, Morena utilizó maniobras filibusteras, chantajes, amenazas y sobornos para apoderarse del 73% de las curules en San Lázaro. Esto no solo constituye un fraude a la Constitución y a su interpretación jurisprudencial, sino una violación flagrante de la voluntad de los ciudadanos. Este acto de manipulación política socava gravemente la legalidad del Congreso y refleja la voracidad del partido en el poder. En el ámbito internacional, no existen precedentes donde el pueblo elija a los jueces, salvo en el caso de Bolivia, un país que enfrenta su propio desastre político. En México, si la reforma de Morena sigue adelante, estaríamos ante una situación en la que el pueblo tendría que elegir a seiscientos jueces en junio próximo, de acuerdo con el circuito en el que vivan, utilizando en la última fase previa a la elección del pueblo la insaculación, como si fuera un programa de concursos para designar los cargos. Este escenario no solo es una temeraria agresión a las instituciones republicanas, sino un golpe a la estabilidad jurídica del país. En el Congreso, varios legisladores de Morena han adoptado una postura desafiante, ignorando las suspensiones provisionales y definitivas dictadas por jueces y magistrados. En lugar de impugnar las resoluciones judiciales conforme a lo que establece la ley, han optado por desacatar las órdenes del Poder Judicial. ¿Qué futuro puede tener un país donde no se acatan las decisiones judiciales? ¿Qué nos queda como nación si las resoluciones de nuestros tribunales ya no son respetadas? La figura del amparo, una de las principales herramientas de defensa de los derechos humanos, quedaría completamente vacía de contenido y propósito si el Poder Ejecutivo y el Legislativo no respetan las decisiones judiciales. En estricto apego a la ley, los servidores públicos que incumplan las órdenes judiciales, en especial aquellas con suspensiones otorgadas por jueces de distrito, deberían ser destituidos e incluso enfrentar sanciones penales. Sin embargo, este desacato, esta interpretación extrajudicial de la ley, la libre elección de los funcionarios sobre qué órdenes judiciales deben cumplirse y cuáles no, son un golpe directo a la división de poderes, se llama anarquía y pone en peligro la estabilidad de nuestra democracia. Veamos, si legisladores y otros funcionarios no cumplen con una orden judicial porque la consideran ilegal (lo cual es absurdo desde cualquier perspectiva, ya que su función es precisamente determinar la legalidad), ¿por qué los ciudadanos deberíamos cumplir con una determinación judicial? ¿Acaso los ciudadanos podemos decidir no pagar impuestos por considerarlos injustos o porque creemos que nuestros impuestos no se aplican a mejorar los servicios de salud, protección, vías generales de comunicación, y solo sirven para que los funcionarios públicos se enriquezcan o financien proyectos faraónicos? La respuesta del gobierno es sencilla: esas sí se tienen que acatar. Ustedes sí, nosotros no. Y justifican esta actitud absurda diciendo: «Ustedes sí porque votaron por nosotros, y nosotros no porque votaron por nosotros.» Así de distópico es el futuro que se avecina. El panorama se agrava aún más cuando observamos la posibilidad de desacatos masivos o el desprecio hacia la Corte Suprema. Si ocho ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que actualmente analizan la constitucionalidad de la reforma judicial, son descalificados por el gobierno, estaríamos frente a la destrucción del Estado de derecho. Esta situación abriría las puertas a la represión de la oposición, permitiendo que el gobierno actúe arbitrariamente sin temor a sanciones judiciales. Los ciudadanos, al quedar desprotegidos, estaríamos a merced de un régimen dictatorial y, por supuesto, la desaparición del Estado de derecho. Si continuamos por la ruta hacia la dictadura y la desaparición del Estado de derecho, las consecuencias serán, entre otras, el aumento de la corrupción e impunidad, si es que es posible incrementarlas más. Mientras tanto, líderes opositores, periodistas y activistas enfrentarían juicios sumarísimos casi marciales, manipulados, o prisión sin un debido proceso legal independiente. La polarización política y la violencia social se intensificarán, con movilizaciones, protestas y enfrentamientos de alto riesgo. La inseguridad jurídica provocará una fuga de capitales, aumentando el desempleo y la pobreza, así como sanciones y aislamiento internacional que agravarían la crisis interna. En conclusión, el gobierno de Morena está decidido a impulsar la mal llamada reforma judicial a su modo y a la fuerza, sin siquiera tomarse el tiempo de analizar los brutales errores en las leyes secundarias que pretenden aprobar sin leer, contradictorias incluso con el texto constitucional que aprobaron hace semanas. La Suprema Corte de Justicia de la Nación está analizando la constitucionalidad. Ocho ministros de la Suprema Corte consideraron que era legal evaluar y reflexionar sobre dicha constitucionalidad. Los discursos absurdos y pendencieros de tres ministras, que parecen más porristas que juezas, serviles al expresidente y al régimen, simplemente revelan los verdaderos colores y fibras de este tipo de impartidores de justicia, y nos dan una idea clara de lo que se avecina en 2025. Ante…

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El Gran Inquisidor: La falacia del poder “en nombre del pueblo” Opinión de Solange Márquez null

Como en la célebre escena del Gran Inquisidor de Dostoievski, en la que un anciano eclesiástico confronta a Cristo no para adorarlo, sino para reprocharle haber traído libertad al hombre, el gobierno mexicano, en su papel de supremo inquisidor, se presenta como el único capaz de salvar a las masas de su propia libertad. «Todo fue dado por Ti al Papa, y todo ahora está, por lo tanto, en manos del Papa», declara el Gran Inquisidor. De manera análoga, el gobierno actual nos quiere hacer creer que el poder que le fue otorgado por el pueblo le permite disponer de las instituciones a su antojo. Bajo la máscara de un redentor que actúa por el bien del pueblo, la 4T lleva seis años en una cruzada contra las instituciones democráticas, principalmente el Poder Judicial, con la promesa de liberarnos del «yugo» de la ley para entregarnos una verdad superior: la voluntad del líder. En el poema de Dostoievski contenido en “Los Hermanos Karamazov”, el Gran Inquisidor justifica su accionar bajo la premisa de que la humanidad es débil, incapaz de cargar con el peso de la libertad, y que, en consecuencia, requiere ser guiada por un grupo que sepa qué es lo mejor para ella. Desde el Palacio Nacional durante seis años se repitió incansablemente que las instituciones son obstáculos, que el aparato judicial es una fortaleza de «privilegios» y «corruptelas» que impide el avance de la 4T.s masas de su propia libertad. odo fue dado por Ti al Papa, y todo ahora está, por lo tanto, en manos del Papa», declara el Gran Inquisidor. De manera análoga, el gobierno actual nos quiere hacer creer que el poder que le fue otorgado por el pueblo le permite disponer de las instituciones a su antojo. Bajo la máscara de un redentor que actúa por el bien del pueblo, la 4T lleva seis años en una cruzada contra las instituciones democráticas, principalmente el Poder Judicial, con la promesa de liberarnos del «yugo» de la ley para entregarnos una verdad superior: la voluntad del líder. En el poema de Dostoievski contenido en “Los Hermanos Karamazov”, el Gran Inquisidor justifica su accionar bajo la premisa de que la humanidad es débil, incapaz de cargar con el peso de la libertad, y que, en consecuencia, requiere ser guiada por un grupo que sepa qué es lo mejor para ella. Desde el Palacio Nacional durante seis años se repitió incansablemente que las instituciones son obstáculos, que el aparato judicial es una fortaleza de «privilegios» y «corruptelas» que impide el avance de la 4T. Esta narrativa ha llevado a una situación muy grave, el desacato sistemático de las órdenes judiciales por parte de los poderes Ejecutivo y Legislativo; es fundamental entender que ninguna autoridad puede desacatar una orden judicial simplemente por no estar de acuerdo con ella. Este principio es la base del Estado de Derecho y su violación representa una grave amenaza a nuestra democracia. «Nosotros hemos corregido Tu obra y la hemos basado en el milagro, el misterio y la autoridad», afirma el personaje de Dostoievski. De manera similar, el gobierno actual pretende «corregir» nuestra democracia, basándola en el culto a la personalidad y la concentración del poder en el Ejecutivo. Como el inquisidor que promete seguridad a cambio de libertad, el gobierno de la 4T ofrece justicia rápida y popular a cambio de la destrucción de un Poder Judicial independiente. Las reformas recientes al Poder Judicial se presentan como una victoria del pueblo. Pero, ¿a qué precio? ¿No estamos, al igual que los personajes de Dostoievski, entregando nuestra libertad bajo el pretexto de que el gobierno sabe mejor lo que nos conviene? La diferencia es que, en el mundo literario, el inquisidor actúa desde la religión; en nuestro caso, el gobierno lo hace desde una narrativa pseudo-democrática, disfrazando la destrucción institucional con el velo de la legitimidad popular. Se habla de «justicia social» como si fuera incompatible con el Estado de derecho, cuando en realidad es el respeto a las instituciones y al Estado de Derecho lo que garantiza una verdadera equidad. Como el Gran Inquisidor que desdeña la libertad, el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, ha declarado que «ni Dios Padre encarnado puede revisar la constitucionalidad de la reforma judicial aprobada» y ha asegurado que el Senado ignorará las suspensiones judiciales. Esta retórica no solo refleja un desprecio por la separación de poderes, sino que ejemplifica la peligrosa narrativa de un gobierno que se cree por encima de la ley, actuando supuestamente en nombre del pueblo. Es crucial que la sociedad mexicana reconozca la falacia detrás de este discurso. El verdadero bienestar del pueblo no se logra concentrando el poder en unas pocas manos, sino fortaleciendo las instituciones que garantizan el equilibrio y la justicia. La verdadera libertad y el progreso se logran a través de instituciones fuertes e independientes, no sometiéndolas a los caprichos del poder en turno. Los sistemas de justicia, aunque debilitados, siguen siendo el último baluarte de la democracia. Y mientras más se ataque su independencia, más claros deben ser los ciudadanos sobre lo que está en juego: nuestra propia libertad. X: @solange_

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