Columna Diario de Campo

Igualdad del voto Luis Miguel Rionda (*) El próximo domingo 11 los y las ciudadanas conscientes de este país estamos convocados a manifestar nuestro rechazo a la pretensión del partido oficial de multiplicar su representación en la Cámara de Diputados federal. Nos concentraremos ante las diversas oficinas del Instituto Nacional Electoral, tanto en su sede central en la CDMX, como en las diferentes ciudades del país, hasta ayer 57, donde existen juntas locales y distritales. Esto a partir de las 10:30 horas. Entregaremos en propia mano a las autoridades electorales un manifiesto de rechazo radical a esta intentona de agandalle antidemocrático. Nos oponemos a la pretensión de que a la coalición morenista, que recibió el 54.7% del voto, le sea asignado el 74.6% de los diputados federales (376), casi tres cuartas partes de la cámara. Mientras que a las oposiciones (PAN, PRI, MC) les dejarían el restante 25.4% (127 diputados). Con esa proporción el oficialismo contaría con la mayoría calificada del 66% de la cámara, y con ello la capacidad sobrada para reformar la constitución a su antojo, sin necesidad alguna de consultar o negocial con las minorías. Esto es contrario al espíritu del parlamentarismo. Un principio básico del orden democrático es el voto universal, secreto e individual. Un ciudadano, una ciudadana, equivale a un voto. Ni más, ni menos. Pero la distribución mañosa que defiende la Secretaría de Gobernación, y que al parecer prevalece en el Consejo General del INE, potenciaría unos votos y devaluaría otros. Resulta que cada diputado federal le habría “costado” a Morena 97 mil 928 votos, mientras que al PAN 147 mil 784, al PRI 200 mil 721 y a MC 270 mil 725. El Verde y el PT los compraron en barata, pues les “costaron” 66 mil 586 y 65 mil 94 sufragios. Esto quiere decir que cada voto del PT equivale a tres, sí, tres votos del PRI; un voto de Morena pesa 1.5 votos del PAN, y un voto del PVEM equivalió a 4, sí, 4 votos de MC. Hay mexicanos de primera, y mexicanos opositores de segunda… Resulta que, según el artículo 54 constitucional, cada partido que aspire a participar en el reparto de diputaciones de representación proporcional deberá acreditar que participó con 2 candidatos de mayoría relativa en por lo menos 200 de los 300 distritos uninominales. Esto no se acreditó por parte de los partidos integrantes de la coalición morenista, por tanto, no tendrían derecho a diputados plurinominales. Se busca superar este escollo con una interpretación chueca de dónde se participó en coalición y dónde como partido solitario, además de transferir candidatos con sus votos desde Morena hacia sus rémoras. También ese artículo ordena que ningún partido político podrá contar con más de 300 diputados por ambos principios; es decir, el 60% de la Cámara. Aquí sí se asumen como coalición completa. Tenemos ante nosotros la más grave amenaza contra el orden democrático de nuestro país. Con esta conquista tramposa del poder legislativo vendrá enseguida la destrucción y posterior domesticación del poder judicial, la desaparición de los organismos autónomos, la desaparición del INE y los OPLE, y su sustitución por un órgano de gobierno como el de Venezuela; el debilitamiento del federalismo, la consolidación del caudillismo y el retorno a la dictadura perfecta de Vargas Llosa. Hay mucho que defender… (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRiond

Leer más

Columna Diario de Campo

Piratas del Caribe Luis Miguel Rionda (*) El miércoles pasado tuve la ocurrencia de escuchar la conferencia de prensa que emitió el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, vía CNN en español (https://t.ly/Ewk7B). Me he acostumbrado a escuchar sin enojarme los desvaríos de las mañaneras obradorianas, por lo que me creí dotado de la suficiente fortaleza de ánimo ante las monomanías de los poderosos. Pero me equivoqué: Maduro está en la categoría de los pesos pesados de los autócratas demagogos. Más de dos horas de un interminable monólogo que derramó odios, prejuicios, denostaciones, condenas, teorías de conspiración, ideologías arcaicas de panfleto, y la evidente adicción al poder por parte de una opción política que se ha autodenominado “bolivariana”, apropiándose del pensamiento cosmopolita e inclusivo del gran libertador. Es en verdad terrible lo que les acontece a los hermanos venezolanos. Han acumulado 26 años de padecer un populismo irresponsable que ha destrozado una de las economías más boyantes de América Latina. Recuerdo bien que en los años setenta y ochenta del siglo pasado Venezuela era un ejemplo de país en desarrollo que había encontrado la vía para consolidarse como democracia plural, con índices de bienestar envidiables. Colombianos, ecuatorianos y otros emigraban en masa hacia los polos de desarrollo de Venezuela. El país podía darse el lujo de tolerar caudillismos y populismos moderados como el de Carlos Andrés Pérez. Pero todo cambió en 1999 con el arribo, mediante las urnas, del exgolpista Hugo Chávez, silvestre coronel formado en la guerra contrainsurgente por el Comando Sur de los Estados Unidos, que se inventó la pseudo ideología del socialismo bolivariano. La crisis económica y social de entonces abonó al hartazgo de la población, y abrió las puertas al desastre. A partir de ahí todo se precipitó: el cambio constitucional y de modelo de desarrollo en 1999; el incremento espectacular de los precios del petróleo en la primera década del siglo, con el derroche irresponsable de recursos; la persecución de los partidos de oposición; la domesticación del órgano electoral nacional; la captura de las instituciones; la censura a los medios de comunicación, y la adopción de un modelo militarizado de control social. Chávez murió en 2013, pero fue sucedido por su palafrenero mayor: Nicolás Maduro, que sigue escuchando al “pajarito” en que se convirtió su ex patrón. Ha acumulado casi doce años en la presidencia heredada. Y se hoy se presenta por un tercer periodo de seis años, luego de nulificar a su principal oponente María Corina Machado. Pero la oposición se reagrupó con Edmundo González, y asume que obtuvo una amplia victoria electoral este domingo 28 pasado. El discurso de marras hace temer una escalada en la represión contra los opositores, aún peor que la de 2019. Las amenazas son más que evidentes. La dimensión del fraude electoral provocó que más de 50 países pongan en duda la legalidad de la elección. El gobierno de México no ha tomado posición, pero me temo que pronto se incline por su aliado ideológico. Malo será que una democracia funcional como la mexicana se alinee con los piratas del Caribe. (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

Leer más

Columna Diario de Campo: Ecos del dos de junio (6)

Luis Miguel Rionda (*) Decía yo en mi pasada contribución que, analizando los datos de la última elección local de Guanajuato, la mayor novedad es que la diversidad partidista se ha impuesto en todos los ámbitos, y que el avance oficialista es sorprendente. En el entorno federal se impuso la coalición liderada por Morena, que ganó las dos senadurías de mayoría y en ocho de los trece distritos federales. La alianza Fuerza y corazón por México sólo se afirmó en cinco y el PAN en solitario en dos distritos. Hace tres años Morena sólo había logrado dos distritos: el 10 de Uriangato y el 13 de Valle de Santiago, reductos agraristas y del viejo progresismo clientelar. El PAN confirmaba su posición hegemónica con doce distritos, y en otro más en coalición, el 08 de Salamanca, muy disputado por Morena y el clan de los Prieto. La candidata presidencial de Morena también logró triunfar en Guanajuato ante la poco conocida aspirante del PAN-PRI-PRD, con un diferencial de casi 200 mil votos, una ventaja del 7.2%. En cambio, la candidata a la gubernatura de Fuerza y Corazón por Guanajuato recibió casi 277 mil votos más que su rival de la coalición de Morena, con un 10.2% de diferencia en su favor. Las candidatas ganadoras, Claudia Sheinbaum y Libia García, recibieron un millón 302 mil 706 y un millón 393 mil 801 votos respectivamente. La candidata local superó a la presidencial con 91 mil 95 sufragios. Lo local sigue pesando mucho en el ánimo político de los guanajuatenses. En este proceso electoral se incrementó sustancialmente el índice de competitividad en todas las posiciones en disputa. Éste índice se obtiene de dividir el número de votos del candidato en segundo lugar sobre los que obtuvo el primer lugar, obteniéndose un índice de cero a uno. El cero es nula competitividad y el uno es el empate perfecto. Entre Sheinbaum y Gálvez hubo una competitividad del 0.85 en Guanajuato; a nivel nacional fue mucho más bajo: 0.46. Entre Libia y Alma Alcaraz, candidatas a la gubernatura, fue de 0.80.

Leer más

Columna Diario de Campo

Ecos del 2 de junio (5) Las 46 elecciones municipales en Guanajuato del 2 de junio pasado confirmaron que es ahí donde se registra la mayor de las movilidades político-partidistas desde la alternancia en el poder estatal en 1991. En ese año el Partido Acción Nacional desplazó al Partido Revolucionario Institucional, que había gobernado la entidad y sus municipios desde 1929, incluyendo los membretes fundacionales del PNR y el PRM. Antes incluso, si se toma en cuenta que el PNR tenía antecedentes locales en la Confederación de Partidos Revolucionarios Guanajuatenses fundada en 1923, con los bien recordados “verdes” obregonistas. Al hacerse del poder estatal en 1991, los gobiernos del PAN cambiaron las condiciones de la competencia, sobre todo al fundar el primer órgano electoral ciudadanizado del país, el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato en 1995. Desde entonces se ha enriquecido mucho el juego de las competitividades municipales, aunque en el gobierno de la entidad se ha consolidado una hegemonía panista que abarca los tres poderes, y que pudo soportar con relativo éxito el embate electoral oficialista de la 4T en esta última elección. En los últimos quince periodos municipales que han transcurrido desde 1983, cuando aún prevalecía la hegemonía priista, se han registrado 306 alternancias partidistas en las 46 municipalidades. Esto fue muy claro a partir de 1991, cuando el primer gobierno estatal panista se hizo cargo de la organización de las elecciones, y más aún con el órgano ciudadano en 1995. Hay municipios que han experimentado once alternancias, como San Francisco del Rincón, San José Iturbide o Villagrán, o diez como Comonfort, Dolores Hidalgo, Santa Cruz de Juventino Rosas o Uriangato. La hegemonía panista municipal tuvo su cúspide en 2006-2009, cuando gobernó a 36 ayuntamientos. Luego se estabilizó alrededor de los 25 o 26, hasta caer a 22 en 2021-2024 y 23 en el trienio por comenzar el próximo 10 de octubre. De estos últimos ganó en coalición en 13. Morena brincará de gobernar a tres municipios todavía hoy (Salamanca, Silao y Doctor Mora), a hacer gobierno —sin coalición— en trecerepitiendo en Salamanca y Tierra Blanca, pero con triunfos en municipios importantes como Celaya y San José Iturbide. Los partidos de la coalición PAN-PRI-PRD perdieron la oportunidad de ganar en algunos municipios por haberse presentado por separado, como en Abasolo (Morena), Cuerámaro (PT), Huanímaro (PVEM), Pénjamo (Morena), San José Iturbide (Morena), Santa Cruz de Juventino Rosas (independiente) o Villagrán (Morena). La competitividad en todos estos espacios fue muy alta, pero también en Irapuato, Acámbaro, Comonfort y otros. Algo interesante es que se incrementó mucho la participación electoral en estos últimos comicios municipales, seguramente por haber concurrido con los de presidencia y gubernatura. En 2021 se registró un índice de 44.1% de votantes efectivos, y ahora fue de 54.7%. De poco más de dos millones de electores se brincó a 2 millones 664 mil y pico. Una muy buena noticia sin duda. Luis Miguel Rionda (*) Antropólogo Social.Profesor de la Universidad de Guanajuato, campus León. luis@rionda.net-@riondal-FB.com/riondal-ugto.academia.academia,educademia.edu/Luis Miguel Rionda

Leer más

Columna Diario de Campo

Ecos del 2 de junio (4) Luis Miguel Rionda En las elecciones de diputados locales en el estado de Guanajuato se incrementó la competitividad que observamos en los procesos federales. La coalición Fuerza y Corazón por Guanajuato obtuvo el triunfo en solo tres de los 22 distritos locales (Dolores Hidalgo, Valle de Santiago y Yuriria). Sin embargo, el PAN, que prefirió jugar en solitario en la mayoría de los distritos, logró hacerse de las seis demarcaciones de León, su plaza fuerte histórica, y en otros cinco, entre ellos la capital, donde postuló al exgobernador Juan Carlos Romero Hicks, en San Luis de la Paz, en San Francisco del Rincón (su otro bastión histórico), en Pénjamo y en uno de los dos distritos de Irapuato. En total once partidos. El PRI y el PRD, que compitieron en 16 y 15 demarcaciones respectivas, no lograron ninguna victoria. En el campo contrario, los partidos Morena, PT y PVEM, acudieron éstos en coalición en once distritos, y lograron triunfar en ocho. En otros once se presentaron por separado, y en ninguno obtuvieron la mayoría. Esto significó un avance enorme para esta coalición, ya que en las elecciones locales de 2021 Morena sólo obtuvo el triunfo en un distrito, Salamanca, mientras que el PAN acaparó los restantes 21. El partido guinda pudo acceder al Congreso del Estado mediante las seis curules de representación proporcional que le fueron asignadas, de las 14 totales. En 2021 el PAN había sumado un total de 843 mil 678 votos, 42.9% del total. El PRI 74 mil 378 (3.8%) y el PRD apenas 8 mil 259 (0.4%). El PRI y el PRD hicieron coalición en algunos distritos y lograron el 10.4% de los votos, sumando 204 mil 124. En la elección de 2024, los tres partidos coaligados convocaron 277 mil 222 votos, el 10.6% del total válido. Pero el PAN en solitario sumó 839 mil 498 votos, 32.2%, casi un tercio del total. El PRI en solitario recibió 150 mil 222 sufragios (5.8%), y el PRD apenas 21 mil 120 (0.8%). En total sumaron un millón 288 mil 62, un 49.4%, casi la mitad de los votos válidos. Tres años antes Morena había sumado 456 mil 756 votos, un 23.2% del total. Sus actuales coaligados atrajeron 102 mil 17 el PVEM (5.2%) y 35 mil 961 el PT (1.8%). Un gran total de 594 mil 734 (30.2%). En 2024 la coalición Sigamos Haciendo Historia sumó 607 mil 27 votos (23.3%), más los que Morena acumuló en solitario, 410 mil 761 (15.7%), el PT 29 mil 432 (1.1%) y el PVEM con 73 mil 391 (2.8%). Un total para los partidos oficialistas de un millón 120 mil 611, un 42.9% total. Sin duda un enorme avance absoluto y relativo en solo tres años. El perfil de la nueva 66 legislatura local será muy diferente al de sus tres predecesoras, que exhibieron una hegemonía panista aplastante, que nulificó durante años la posibilidad de una auténtica independencia legislativa. Ahora, dependiendo de la distribución de las diputaciones de representación proporcional, podríamos ver el renacimiento de una cámara crítica y fiscalizadora del desempeño del ejecutivo y el judicial. No un gobierno dividido, como el que experimentamos entre 1991 y 1997, pero sí fuertemente debatiente. (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

Leer más

Columna Diario de Campo

Ecos del dos de junio (3) Luis Miguel Rionda (*) Una de las características llamativas en estos comicios concurrentes del dos de junio pasado fue el llamado “voto diferenciado”, es decir, el voto por opciones políticas diferentes, en las que los electores discriminan entre las opciones políticas en función del orden de gobierno (municipio, estado y federación) o del carácter del cargo (legislativo o gubernamental). Electores que repartieron sus preferencias sin importar el partido, sino más bien por el o la candidata en cuestión. Es lo contrario al “voto en cascada”. En general, la candidata presidencial de Morena jaló hacia arriba la votación de ese partido en los procesos locales. También sucedió lo contrario, pero en la coalición de Fuerza y Corazón por México: contra lo que esperábamos, la candidata presidencial fue castigada en relación con los candidatos locales en estados como Veracruz, Puebla, Yucatán, CDMX y Guanajuato. En el caso de esta última entidad, Xóchitl Gálvez obtuvo un millón 103 mil 326 votos, el 40.9% del total válido. Perdió por 7.4% ante Claudia Sheinbaum, que logró un millón 302 mil 706 votos, el 48.3%. Un avance espectacular cuando comparamos con los resultados de la coalición Juntos Haremos Historia de AMLO, seis años antes, que recibió 707 mil 222 votos, 31.4% del total válido. En contraste, la candidata a la gubernatura en este estado de la coalición Fuerza y Corazón por Guanajuato, Libia Dennise García, logró un millón 393 mil 801votos, con los que alcanzó la victoria con el 52.3% de los votos válidos. La candidata morenista se quedó atrás con un millón 117 mil 103 votos, el 41.9% del total. Destaca que Libia atrajo 20.8% más votantes que Xóchitl. Es decir, la candidata del corazón rosa no provocó suficiente entusiasmo de los guanajuatenses, que habían apoyado a Ricardo Anaya seis años antes, con un mayoritario 41.7%. ¿Por qué sucedió esto en Guanajuato? Es parte de lo que debe ser analizado con cuidado por parte de los partidos 2 políticos perdedores, pero sobre todo por la sociedad civil que acompañó a la candidata con la #MareaRosa. Lanzo una hipótesis a debatir: me parece que la resistencia que generaron los partidos políticos en Guanajuato, en particular el PAN, para acordar una coalición total en este proceso electoral impidió que el electorado percibiera que Fuerza y Corazón por México rebasaba la tradicional rivalidad entre partidos antes acérrimos contrincantes, que además cargan con negativos históricos, como en el caso del PRI. Por eso la candidata presidencial nunca terminó de ser ubicada como una opción diferente, ciudadana, al populismo autoritario de la 4T. Eso es claro si analizamos las derrotas que pudieron evitarse si se hubiera constituido la coalición total, como en las senadurías de mayoría. En este caso la coalición morenista logró un millón 180 mil 600 votos, que harán senadores a Ricardo Sheffield (Morena) y Virginia Magaña (PVEM). Los candidatos del PAN Miguel Márquez (exgobernador) y Adriana Rodríguez perdieron por 106 mil 552 votos, un 9% menos. Si se hubieran presentado en coalición habrían podido sumar, eventualmente, los 189 mil 13 votos del PRI y el PRD, alzándose con la victoria con el 47.9% del total de votos válidos. A nivel distrital y municipal el tema se pone más interesante… (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRiond

Leer más

Columna Diario de Campo

Ecos del dos de junio (2) Luis Miguel Rionda (*) Los resultados del dos de junio nos asombraron a todos, incluyendo a los victoriosos. Las encuestas anunciaban una eventual victoria holgada de la candidata Sheinbaum, pero no con los números que le llevaron a obtener 35.9 millones de votos, un 19.3% más que su protector, cuyos 30.1 millones parecían un techo insuperable para la candidata. Muchos afimábamos que esto sería imposible para alguien sin el capital político acumulado en 18 años por su antecesor. Craso error: si en el 2018 vimos el voto del hartazgo hacia los partidos tradicionales, en 2024 vimos el voto agradecido de los beneficiarios de los masivos programas sociales y el incremento del salario mínimo, que ayudaron a recuperar el poder adquisitivo de las clases populares. Se votó racionalmente: con el estómago. No hay demócratas con hambre. Eso nos pasó de largo a los aspirantes a construir una ciudadanía activa, crítica y participativa. La cultura política se supedita a la satisfacción de las necesidades elementales. También contra lo que esperábamos, no se presentó el voto de castigo. Los votantes morenistas ignoraron los 190 mil asesinados del sexenio; tampoco les hizo mella los 800 mil decesos de la pandemia, 300 mil de los cuales fueron causados por la ineptitud del gobierno federal. El crimen organizado goza de popularidad y cabal salud, porque ha sabido jugar el papel del “buen bandido”, de Chucho el Roto. El etnohistoriador Eric Hobsbawm describió en su clásico libro Rebeldes primitivos estos sentimientos populares ante lo que consideran injusticias por parte de los poderosos y el gobierno. Describe así el fenómeno de la Mafia italiana: “las mafias, a partir de su fortaleza y poder, llegan a disputarse el poder de formulación del derecho frente al Estado; es decir, se disputan la capacidad de prescribir un derecho de aplicación general”. No importó el estado fallido, ni los 50 mil desaparecidos, ni el militarismo abusivo, ni el debilitamiento de los contrapesos institucionales, ni la pérdida de derechos en cuanto a la salud pública, la educación, la protección a las infancias, a las madres buscadoras, a los periodistas. Pesó, como nunca, la gratitud por el centavo en el bolsillo, aunque se hayan perdido enormes beneficios del estado benefactor liberal. Ahora bien, otra de las novedades fue la irrupción del voto diferenciado, particularmente en las entidades del centro y norte del país. En el sur se confirmó el voto clientelar de estilo priísta de los setenta, con márgenes de victoria enormes beneficiando a los nuevos partidos hegemónicos (Morena, y el Verde en Chiapas), volvieron a parecer las ilegítimas casillas “zapato” (18, con 100% de votos en favor de un solo partido), quema de urnas, robo de boletas, violencia política, etcétera. Pero la base del problema es que fueron unas elecciones muy inequitativas, a la manera como el expresidente Zedillo reconoció que había sido la suya. Los enormes recursos que se destinaron a las larguísimas precampañas de tres años del oficialismo, pero también el año que se invirtió en la precampaña de Xóchitl, nos dejan la enseñanza de que el gran tema a debatir en la próxima reforma electoral es el financiamiento y su fiscalización, que siguen siendo los talones de Aquiles de la operación electoral mexicana. Seguiremos desbrozando el tema… (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

Leer más

Columna Diario de Campo

Frentazo y reinicio Luis Miguel Rionda (*) Los resultados electorales del domingo 2 de junio fueron impactantes para quienes integramos un movimiento social y político novedoso y autogestivo: la #MareaRosa, que acompañó la construcción del Frente Amplio por México y la coalición electoral Fuerza y Corazón por México. Su disruptiva candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, recibió el voto de 16 millones y medio de personas, un 27.5% del total de votos emitidos. Muy lejos de la meta esperada, que buscaba rebasar los 30 millones. La contraparte oficialista recolectó 35.9 millones de sufragios, casi un 60% del total acumulado. Se está hablando de un “golpe de realidad” cruento e inesperado para quienes estamos convencidos de que el orden democrático y de libertades ciudadanas está en franco peligro. Resulta que dos tercios de los mexicanos están muy felices de recibir los estipendios económicos que les proporciona el gobierno federal por medio de sus programas sociales universales. Y se lo reconocieron mediante sus votos. Contra lo que creímos ver este domingo, la participación electoral descendió desde el 63% en 2018 hasta el 61% en esta ocasión. Es cierto que millones de mexicanos se volcaron a las urnas, pero hay que recordar que la lista nominal de electores creció de 89.3 millones en 2018 a 98.4 millones, un incremento de 10.2% en seis años. Simplemente hubo más votantes en números absolutos, pero menos en números relativos. Como lo están haciendo muchos conocedores de los mecanismos electorales mexicanos, yo también rechazo la posibilidad de un fraude electoral. No hay manera de cambiar los resultados ni siquiera a nivel casilla, mucho menos en los grandes números. Habrá, como siempre, miles de inconsistencias producto de errores humanos; pero dudo mucho que se documenten alteraciones sustantivas en alguna de las fases de los múltiples cómputos que atraviesan el mecanismo: la cuenta de votos en casilla, la suma en el PREP, el cálculo en el conteo rápido, y el canto de las actas en las sesiones distritales y locales. Son demasiados eslabones, altamente vigilados, que no pueden ser violados sin llamar la atención Claro que partidos y candidatos tienen derecho a impugnar las diversas dimensiones de los comicios, y lo harán ante otra autoridad autónoma: los órganos jurisdiccionales electorales, locales y federales. Otra vuelta de tuerca para afirmar la confiabilidad del proceso. Los perdedores en la contienda deben, debemos, comenzar a evaluar los errores estratégicos, como fue la incapacidad de valorar el alcance del clientelismo electoral, el gran arraigo que todavía mantiene el caudillismo en la cultura política nacional, la incapacidad de los partidos y los líderes de oposición de plantear alternativas atractivas al populismo, y un largo etcétera. Es importante seguir trabajando en la organización de un gran movimiento opositor de corte social demócrata y liberal, desde donde se ejerza un seguimiento crítico de las acciones del partido hegemónico, con el planteamiento de alternativas responsables e inclusivas. Hay que seguir construyendo ciudadanía, y rechazar las tendencias demagógicas y clientelares de la melcocha ideológica de la 4T. Mucho trabajo qué hacer y, como siempre, poco tiempo. (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda

Leer más

Columna Diario de Campo

La Cita Luis Miguel Rionda (*) Este domingo 2 de junio los mexicanos adultos acudiremos ante las urnas a expresar nuestras preferencias en cuanto a nuestros próximos gobernantes y representantes en los tres ámbitos de gobierno: federal, estatal y municipal. Como cada seis años, se dice que son las elecciones más grandes de la historia. Sí lo son, por razón natural del crecimiento demográfico, social y económico. El partido hoy hegemónico a nivel nacional, encabezado por uno de los presidentes de la república más poderosos de la era moderna, está planteando este ejercicio como una especie de referéndum acerca de dos modelos de país: el de la auto referida “cuarta transformación”, de corte cada vez más socializante y bolivariano, y el modelo de la democracia liberal, que le brindó al país treinta años de estabilidad económica y social. Es mentira que se trate de un referéndum entre dos sistemas político-sociales contrapuestos. Es una cita cívica para renovar los poderes públicos, nada más. “La renovación de los poderes Legislativo y Ejecutivo se realizará mediante elecciones libres, auténticas y periódicas […]” reza el párrafo tercero del artículo 41 de la constitución. A eso se nos convoca. No está en juego el orden constitucional ordenado por el previo artículo 40: “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior […]”. Es nuestra libertad como ciudadanos optar entre personas candidatas con sus partidos. Por supuesto, detrás de esa elección existen ideologías y convicciones acerca de lo público y del papel del estado, los gobiernos y sus representaciones. Ahí pueden residir las opciones de modelo que se pretenden en competencia. Pero la realidad nos ha demostrado que las ideologías y las convicciones axiológicas hace tiempo que han sido jubiladas, para ser sustituidas por el pragmatismo más burdo y elemental. Ningún partido político está realmente comprometido con un sistema doctrinario; si somos objetivos, veremos que todos van tras el poder puro y duro. No existen “izquierdas” y “derechas”; lo que tenemos son discursos cargados de simbolismos e imágenes que buscan seducir a clientes poco exigentes. Para muchos ciudadanos su voto tiene valor material, inmediato y negociable, por lo que participan sin embozo en su mercadeo. La compra o la coacción, el gran negocio para unos y otros. Yo tengo la esperanza de que aquellos que no vemos al voto como mercadería, sino como un instrumento de transformación de nuestra realidad social, acudamos en grandes números ante las urnas para darle sentido de trascendencia a esta coyuntura. Soy de los convencidos de que la república democrática y pluralista está en peligro frente al autoritarismo retardatario personalista. Buscaré aportar mi sufragio para evitarlo. (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/rionda

Leer más

Columna Diario de Campo

Columna Diario de Campo La Rosa en Marcha Luis Miguel Rionda (#) Por cuarta ocasión, la #MareaRosa se prepara para marchar nuevamente en defensa de la república federal, la constitución, la democracia, la división de poderes y la pluralidad ideológica, todo bajo el amparo de la paz social. La meta es que en más de cien ciudades haya manifestaciones públicas y pacíficas en las que ciudadanas y ciudadanos libres, conscientes y comprometidos, lancemos arengas en defensa de las libertades que tanto esfuerzo social han costado en el último medio siglo. Ya marchamos el 13 de noviembre de 2022, el 26 de febrero de 2023, el 18 de febrero de 2024, y ahora nuevamente este domingo 19 de mayo, con más ánimo y enjundia ante la cercanía de los comicios clave del 2 de junio. Un proceso electoral que ha sido convertido por el partido en el poder en un referendo sobre el modelo político y económico a seguir en el futuro inmediato del país: el autoritarismo centralista y estatista que desea construir la autollamada 4T, con un fuerte tufo castrista y bolivariano, o bien mantener el modelo liberal que desde los años noventa permitió recuperar el crecimiento con desarrollo social, hasta convertir a México en la décima segunda economía mundial. Desgraciadamente el discurso tremendista de la 4T ha extremado la división entre los mexicanos, hasta conducirnos a una polarización que excluye el diálogo conciliador. “Estás conmigo o contra mí”, se dijo desde el púlpito presidencial. Ya no somos mexicanos: fuimos etiquetados como “fifís” y “conservadores” contra “chairos” y “progres”. “Traidores a la patria” los unos, y los “compañeros” bendecidos o perdonados por la magnanimidad del cicerone de palacio. Es importante que las y los mexicanos libres volvamos a alzar la voz, ahora con más fuerza y coraje. Hemos aprendido mucho en el camino, y le hemos tomado el gusto a vestirnos de rosa y blanco. En esta ocasión los partidos políticos de Fuerza y Corazón por México nos acompañarán, luciendo sus propios colores: azul, rojo y amarillo. La #MareaRosa se teñirá de multicolor, incluyendo el arcoíris de la diversidad sexual, el verde de los ambientalistas, el violeta de las mujeres empoderadas, las palas de las madres buscadoras, el blanco de los trabajadores del poder judicial, el paliacate campesino, los gritos de ayuda de los damnificados, las recetas sin surtir de los niños con cáncer, el abandono de las madres trabajadoras, el rojo sangres de las víctimas de los abrazos y no balazos, y tantos otros colores y motivos de los crecientes sectores sacrificados por un régimen tan ideologizado como inepto. Quiero terminar con el viejo estribillo de la auténtica izquierda: De pie, luchar / Que vamos va a triunfar / Avanzan ya / Banderas de unidad / Y tú vendrás / Marchando junto a mí / Y así verás / Tu canto y tu bandera florecer / La luz / De un rosa amanecer / Anuncian ya / La vida que vendrá. El rosa de la socialdemocracia… (*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRiondais Miguel Rionda (*)

Leer más