192 años de historia de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado… y dos nombres que la siguen escribiendo

Julieta es una policía estatal que rompió esquemas al encabezar el Mando Único en Coroneo y ganó respeto en un ámbito dominado por hombres. Con 31 años de servicio, Ramón ha vivido la evolución de las FSPE desde dentro y es orgullo de la Policía Procesal. Guanajuato, Gto., a 06 de abril de 2025.- Cuando Julieta se pone el uniforme cada mañana, no lo hace por rutina. “El venir a trabajar y ponerte el uniforme da una sensación muy diferente”. Lo dice como si ese acto siguiera emocionándola después de 12 años de servicio. Ramón, en cambio, lo recuerda desde el origen: “Mi primer día como policía fue ingresar y estar de guardia aquí en el cuartel general… ya habíamos iniciado con uniforme azul”. Era 1 de abril de 1994. Desde entonces, cada turno, cada guardia y cada día, ha estado ahí. Ella es Policía Segunda. Él, Suboficial. Los dos forman parte de las y los 3 mil 900 policías estatales que hoy integran las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado (FSPE) de Guanajuato, la corporación policial activa más antigua del país. Y ambos encarnan algo que no se enseña en ninguna academia: vocación. Vocación para pertenecer, para servir, para permanecer. “Para mí, formar parte de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado ha sido lo mejor que me ha pasado en esta vida”, dice Ramón con la voz limpia, sin alardes. Fue parte del nacimiento de la Policía Procesal en 2011. Ha custodiado juicios, ha trasladado vidas bajo resguardo, ha sostenido miradas que duelen. Y, aun así, sigue. “Espero quedarme algunos años más… y el día que ya no pueda pertenecer a esta corporación, me iré con la frente en alto y diré que fue lo máximo estar aquí”. La historia de Julieta va por otra vía. Una vía que no siempre estuvo abierta. Ella encabezó el Mando Único en el municipio de Coroneo, un rol reservado durante años, casi por inercia, a varones. “Cuando yo llego al municipio como directora en Mando Único… me dieron la oportunidad de demostrar que las mujeres seguimos creciendo dentro de ámbitos que se consideran de varones”. Su liderazgo se construyó hombro con hombro con policías municipales y con la propia alcaldesa. Implementó operativos, atendió emergencias, diseñó estrategias, y sobre todo, representó. “Fue una sensación bastante agradable porque voltearon a verme”. Representó a todas esas mujeres que ingresaron a las FSPE a partir de 1986, cuando una histórica convocatoria rompió el cerco masculino en la seguridad pública. Pero no todo liderazgo se ejerce desde el mando. Julieta también lo vive desde el terreno, en el contacto directo con las personas. “Nosotros debemos de tener mucho cuidado respecto a nuestros patrullajes cuando hacemos esta cercanía con la gente”. Y lo sabe porque ha estado ahí: “He participado en accidentes en los cuales se ha brindado apoyo a la ciudadanía… en lo psicológico también, porque nosotros tenemos esa preparación”. Lo que más la marca, dice, es “cuando la gente te da las gracias… tan solo con el hecho de estar ahí”. Ramón también ha construido puentes de confianza desde el trabajo constante. “Estamos día a día actualizándonos con todo el equipo para que nos tengan esa confianza”. Y aunque reconoce que lo más difícil es dejar a la familia por los horarios, encuentra sentido cuando vuelve a casa. “Motivarlos, decirles que vengo de trabajar… llegar con ese orgullo”. Julieta comparte esa misma certeza de que cada jornada transforma: “Un día no es igual a otro. Vamos aprendiendo cada vez más”, agrega. Ambos entienden que la vida de policía no tiene guion, solo tiene propósito. A 192 años de su fundación como Batallón Primer Ligero en 1833, las FSPE son una memoria viva tejida por historias como estas. Historias que no solo acompañan a la corporación, la sostienen. Julieta y Ramón son el presente y el futuro que se construye todos los días con honor, sacrificio y lealtad. Ellos no solo llevan un uniforme, llevan consigo una historia de casi dos siglos cada vez que salen a servir.

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Cuentan con teatro miniatura historia de afrodescendientes en Guanajuato

La Biblioteca Central Estatal recibe el estreno de “Guanajuato Negro: Panóptico afrodescendiente en Guanajuato”, propuesta de Miranda Giles. * La escenificación persona a persona hace uso de las cajas conocidas como lambe lambe. León, Gto., 31 de mayo de 2024. La joven artista escénica Miranda Giles presentó este jueves por primera vez «Guanajuato Negro: Panóptico afrodescendiente en Guanajuato», cinco microhistoria presentadas mediante técnicas de teatro de papel y sombras, utilizando las tradicionales cajas mágicas conocidas como «Lambe Lambe». La Biblioteca Central Estatal Wigberto Jiménez Moreno fue el escenario para este proyecto realizado con apoyo del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) Guanajuato 2023. Esta colaboración institucional subraya la importancia de iniciativas que promuevan la diversidad cultural y la inclusión de todas las comunidades en el tejido histórico de la región. “El proyecto surge de una inquietud personal acerca del tema de la afro descendencia, pero encontré tanta información que la verdad no me esperaba que por eso desarrollé el tema de las cajas Lambe Lambe, para poder meter más historias sintetizadas” comentó Miranda. Asimismo expresó su deseo de que este proyecto siga creciendo: “Espero poder tener más titiriteros para que puedan manejar cada una de las cajas en simultaneo y más personas puedan tener la experiencia del teatro a un solo espectador” Estas historias animadas manualmente, no solo proporcionan una experiencia visual única, sino que también remite a antiguas formas de entretenimiento y narración de historias, fusionando tradición y modernidad en una misma propuesta Para Mauricio Zarazúa asistente a la presentación le resulto muy original la idea de presentar las historias en este formato: “Son muy interesantes las historias pero sobre todo la forma en que las presenta, la verdad me gustó mucho la experiencia

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La inspiradora historia de Rolando es un testimonio viviente de cómo juntos, podemos derribar las barreras educativas más imponentes

Dolores Hidalgo, Gto. 26 de marzo de 2024.-En Dolores Hidalgo, entre los campos se teje una historia de coraje y compasión que trasciende. Rolando, un joven lleno de sueños, ha encendido la esperanza con su valentía y determinación. Para la familia de Rolando, donde el sustento diario era un desafío, el retorno a las aulas parecía un sueño inalcanzable. Sin embargo, la fe de su madre, Margarita Méndez, y la generosidad desinteresada de las visoras Alejandra, Julissa y María Elena, transformaron ese sueño en realidad. Con lápices y libros en mano, el joven valiente regresó a la escuela, impulsado por el amor y el apoyo de quienes creyeron en él. Este acto de solidaridad no solo cambió la vida de Rolando, sino que también sembró una semilla de esperanza en el corazón de toda una comunidad. Las visoras, al convertirse en “madrinas” de la educación de Rolando, trascendieron el simple deber profesional para convertirse en agentes de cambio, tejiendo lazos de humanidad y comprensión que perdurarán mucho más allá de las aulas escolares. La historia de Rolando es un testimonio conmovedor del poder transformador de la solidaridad y el compromiso comunitario, recordándonos que cuando nos unimos en un propósito común, podemos superar cualquier obstáculo. Hoy, en la Secretaría de Educación de Guanajuato, reconocemos que su historia es solo el comienzo de un viaje hacia un sistema educativo más inclusivo y humano, donde cada niño y niña tenga la oportunidad de alcanzar sus sueños, sin importar las circunstancias que enfrenten. En la solidaridad encontramos la verdadera esencia de la educación, y en el compromiso de nuestra comunidad, encontramos el poder para transformar el mundo.

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