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Columna Diario de Campo

Ecos del dos de junio (3)

Luis Miguel Rionda (*)

Una de las características llamativas en estos comicios concurrentes del dos de junio pasado
fue el llamado “voto diferenciado”, es decir, el voto por opciones políticas diferentes, en las
que los electores discriminan entre las opciones políticas en función del orden de gobierno
(municipio, estado y federación) o del carácter del cargo (legislativo o gubernamental).
Electores que repartieron sus preferencias sin importar el partido, sino más bien por el o la
candidata en cuestión. Es lo contrario al “voto en cascada”.
En general, la candidata presidencial de Morena jaló hacia arriba la votación de ese partido
en los procesos locales. También sucedió lo contrario, pero en la coalición de Fuerza y
Corazón por México: contra lo que esperábamos, la candidata presidencial fue castigada en
relación con los candidatos locales en estados como Veracruz, Puebla, Yucatán, CDMX y
Guanajuato.
En el caso de esta última entidad, Xóchitl Gálvez obtuvo un millón 103 mil 326 votos, el
40.9% del total válido. Perdió por 7.4% ante Claudia Sheinbaum, que logró un millón 302
mil 706 votos, el 48.3%. Un avance espectacular cuando comparamos con los resultados de
la coalición Juntos Haremos Historia de AMLO, seis años antes, que recibió 707 mil 222
votos, 31.4% del total válido.
En contraste, la candidata a la gubernatura en este estado de la coalición Fuerza y Corazón
por Guanajuato, Libia Dennise García, logró un millón 393 mil 801votos, con los que
alcanzó la victoria con el 52.3% de los votos válidos. La candidata morenista se quedó atrás
con un millón 117 mil 103 votos, el 41.9% del total.
Destaca que Libia atrajo 20.8% más votantes que Xóchitl. Es decir, la candidata del
corazón rosa no provocó suficiente entusiasmo de los guanajuatenses, que habían apoyado
a Ricardo Anaya seis años antes, con un mayoritario 41.7%. ¿Por qué sucedió esto en
Guanajuato? Es parte de lo que debe ser analizado con cuidado por parte de los partidos
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políticos perdedores, pero sobre todo por la sociedad civil que acompañó a la candidata con
la #MareaRosa.
Lanzo una hipótesis a debatir: me parece que la resistencia que generaron los partidos
políticos en Guanajuato, en particular el PAN, para acordar una coalición total en este
proceso electoral impidió que el electorado percibiera que Fuerza y Corazón por México
rebasaba la tradicional rivalidad entre partidos antes acérrimos contrincantes, que además
cargan con negativos históricos, como en el caso del PRI. Por eso la candidata presidencial
nunca terminó de ser ubicada como una opción diferente, ciudadana, al populismo
autoritario de la 4T. Eso es claro si analizamos las derrotas que pudieron evitarse si se
hubiera constituido la coalición total, como en las senadurías de mayoría.
En este caso la coalición morenista logró un millón 180 mil 600 votos, que harán senadores
a Ricardo Sheffield (Morena) y Virginia Magaña (PVEM). Los candidatos del PAN Miguel
Márquez (exgobernador) y Adriana Rodríguez perdieron por 106 mil 552 votos, un 9%
menos. Si se hubieran presentado en coalición habrían podido sumar, eventualmente, los
189 mil 13 votos del PRI y el PRD, alzándose con la victoria con el 47.9% del total de
votos válidos.
A nivel distrital y municipal el tema se pone más interesante…
(*) Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León.
luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal – ugto.academia.edu/LuisMiguelRiond