JUAN MIGUEL ALCÁNTARA SORIA
La obra del gobernador de Guanajuato, Diego Sinhué Rodríguez, tiene claro-oscuros, aciertos y desaciertos. De los primeros, destaca la gestión en salud: no entregar el sistema de salud estatal al gobierno obradorista. El nuestro es el mejor del país. Desde la primera secretaria estatal de salud en gobiernos panistas -Marta Esquivel-, ha habido aciertos y continuidad técnica en la definición de sus políticas públicas. Y en todas las evaluaciones, desde entonces, destaca Guanajuato. Su último secretario, el Dr. Daniel Díaz, cerró el ciclo con excelencia.
En otros rubros, los resultados son desastrosos. Destacadamente en seguridad pública. No hubo estrategia de seguridad para el estado a la cual poder dar seguimiento, evaluación y control desde la sociedad (el gobierno federal dice tampoco pudo). La protección de las personas, sus libertades, derechos y patrimonios, no fue prioridad del gobierno, como tampoco del federal. De los munícipes ni hablemos. Por más que quisimos conocer acciones de prevención de los delitos, coordinadas con los munícipes, no hubo forma. Prevenir extorsiones, cobro de piso, secuestros, levantones, robos, ejecuciones o huachicol, no supieron hacer. Investigar delitos locales, peor. Fue actitud permanente del fiscal del Estado evitar abrir carpetas de investigación, obligar a negociar a las víctimas en su perjuicio, subregistrar delitos denunciados, incluso desapareciendo carpetas abiertas, en su sistema electrónico y en sus archivos. Ante evidente ineptitud de los responsables, el gobernador ató su desempeño y percepción al de estos.
Si bien Guanajuato sigue siendo destino de inversiones nacionales y extranjeras directas muy relevante -particularmente en la industria automotriz y de autopartes- no se correspondió con una política laboral que promoviese mejores condiciones para los trabajadores. Las mediciones salariales de Querétaro y Aguascalientes dicen que en éstos obtienen mejores salarios, a trabajos similares. Líderes sindicales nos comparten que falló la política de atracción de esas inversiones, al no condicionar apoyos gubernamentales a esas mejoras. Los Indicadores nacionales de competitividad ubican a Guanajuato, por seguridad y competitividad salarial, en lugar mediocre.
Lo desastroso (mover los astros) de este gobierno, particularmente al cierre, se evidenció con decisiones y actitudes del gobernador luego de las elecciones. Propuso al Congreso del Estado tres nombramientos insostenibles: Dos para magistrados del Tribunal de Justicia Administrativa: el de la esposa del fiscal general, y del renunciado en la víspera Procurador de los Derechos Humanos. Y al recién renunciante presidente estatal del PAN, otro desastroso, para consejero en la Judicatura del Estado. Al mismo tiempo, pidió a sus diputados desaparecer un mecanismo de participación social, que implica impuestos pagados por los empleadores del estado, y que su destino sea resuelto por representantes de esos empleadores, para que en adelante el gobierno lo decida solo. (Hay que mejorar el mecanismo para transparentar y alinear sus inversiones: que sus propuestas se validen por los ayuntamientos, conforme a sus objetivos de desarrollo municipal, por ejemplo. Evitar que familiares, amigos o cabilderos cercanos a los consejeros sean beneficiados sin atender el bien común). Con actitud machista reprochó que Xóchitl Gálvez le pidiera no adelantar decisiones que le corresponden a la gobernadora electa, luego de la elección-. Están gastando por gastar en espectaculares por todo el estado. Y remató impulsando que su secretaria particular y otro cercano sean la nueva dirigencia del PAN.
¿Cuáles astros sacaron de órbita? Los principios políticos fundamentales: el del bien común, primero. Diego Sinhué consideró al final solo el bienestar de algunos suyos (igual que Amlo). El de subsidiariedad: tanta sociedad como sea posible; solo tanto gobierno como sea necesario. En todos los ámbitos terminó despreciando la participación ciudadana real, no la simulada. Y el de la solidaridad: el binomio persona-sociedad. Como ciudadanos nos toca exigir lugar en la conducción de nuestro barrio, colonia, municipio, estado y país. Desastroso final. Por desconocer la ética política, que obliga a todos.
MIGUEL ALCÁNTARA SORIA